-6-

560 96 1
                                    

Jungkook apenas había dado tres pasos cuando Taehyung se levantó tan bruscamente que su silla cayó al suelo. Pero no se paró un momento para ver qué había pasado. Estaba demasiado ocupado corriendo hacia la puerta, con un rictus de terror en el rostro.


– ¡Espera, no pasa nada! –lo llamó, pero estaba hablando solo.


Taehyung se había ido, la puerta de la cafetería cerrándose tras este.


– ¿Qué le has hecho? –le preguntó Jin desde el mostrador.


Los otros clientes lo miraban como si hubiera pateado a un cachorro.

–Nada, no le he hecho nada.


No era cierto del todo, pero Jin se encogió de hombros y siguió haciendo cafés. Jungkook volvió a su mesa y se dejó caer sobre la silla, pero le temblaban las manos cuando tomó el vaso de agua.


Esa expresión... Taehyung estaba aterrorizado. Absolutamente aterrorizado.
De haber sabido que iba a asustarlo tanto no le habría pedido a su antiguo compañero de universidad, Namjoon, que publicase la carta. Namjoon llevaba varios años escribiendo la columna de Consejos de un anónimo y se había mostrado intrigado pero receloso ante su petición de ayuda para conocer a aquel chico tan especial.


– ¿Se te ha ocurrido pensar que a lo mejor sólo quiere que lo dejen en paz? –había preguntado cuando lo llamó para pedirle el favor.


Sí, se le había ocurrido, pero estaba tan fascinado por Taehyung que no quería pensarlo.
Era un idiota. Había pensado que estaba siendo simpático e ingenioso pero lo único que había conseguido era asustar a una persona que parecía necesitar un poco de consuelo.
"Bien hecho, imbécil".


Namjoon lo pondría de vuelta y media cuando le contase la reacción que había provocado su carta.


Jungkook apartó el bollo de crema, frustrado. No podía seguir comiendo como si no hubiera pasado nada cuando acababa de hacer que Taehyung saliera corriendo despavorido. Dejando unos billetes sobre la mesa, tomó su cuaderno y su móvil y se levantó.


No sabía qué lo hizo mirar hacia la mesa. Taehyung se había ido, no había nada que ver. Pero miró y se dio cuenta de que, en su prisa por escapar, había dejado su maletín en la silla.


Tan asustado estaba que lo olvido. De verdad era un idiota.


Después de pensarlo un momento, Jungkook se acercó y tomó el maletín. Jin estaba ocupado con un cliente, de modo que no se había dado cuenta. Tal vez Taehyung volvería a buscarlo pero, después de lo que había pasado, apostaría cualquier cosa a que no iba a pisar la cafetería en mucho tiempo.


Luego salió del café y miró a derecha e izquierda, por si Taehyung se había detenido en la acera. No, la calle estaba vacía. Sintiéndose como un delincuente, abrió el maletín y examinó el interior, diciéndose a sí mismo que no estaba invadiendo propiedad privada sino simplemente intentando devolverle a Taehyung lo que era suyo.
Dentro encontró una billetera, unas llaves, otras gafas de sol, crema solar y un par de cartas sin abrir dirigidas a Kim Taehyung.


Estupendo. Le devolvería el maletín y se despediría para siempre. Y la próxima vez que sintiera la tentación de hacerse el listo se lo pensaría dos veces.

In the cafeteriaºKVº ADAPTACIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora