In the cafeteriaºKVº ADAPTACION

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Taehyung no abrió su correo hasta la tarde del día siguiente. Había perdido el contacto con muchos de sus amigos, de modo que los correos no se amontonaban en su cuenta precisamente. Había días en los que olvidaba entrar por completo.

Aquel día, sin embargo, estaba deseando encender el ordenador. Pero se contuvo hasta que sus padres se fueron al cine para ver la película que se habían perdido por su culpa el día anterior. Y entonces, sin nada que lo distrajera, se sentó frente al ordenador y se dejó llevar por la curiosidad.

Seguramente Jeon Jungkook no habría respondido a su mensaje. Al fin y al cabo, no tenían nada más que decirse. Una vez que hubiera leído el artículo del enlace que le había enviado lo entendería todo y su deseo de saludarlo se iría por la ventana.

Los hombres habían hecho cola para salir con Taehyung, el modelo, pero él nunca se había engañado a sí mismo sobre la razón por la que estaban tan interesados. Querían demostrarse algo a sí mismos o a sus amigos... "mira qué pedazo de chico tengo". Había sido un trofeo, una muesca en el cinturón de los hombres. Pero todo eso había cambiado.

Como máximo, sería tratado con compasión. Como peor escenario, sería una novedad. Pero él no quería la compasión de nadie; ni curiosidad ni amabilidad ni consideración.

Sencillamente, quería que lo dejasen en paz.

"¿Pero si no estás interesado por qué miras el correo?".

Taehyung no se molestó en responder a esa pregunta porque estaba demasiado ocupado mirando el correo de entrada. Jungkook le había devuelto el mensaje.

No encuentro palabras, pero voy a intentarlo de todas formas. En mi opinión, te sobran pelotas para salir de casa después de lo que te pasó. Sigue luchando cada día.

Jungkook.

Taehyung volvió a leer el mensaje un par de veces. Había recibido muchos mensajes de consuelo durante los últimos dos años, desde gente que se ofrecía a rezar por el a expresiones de simpatía. Pero nadie le había dicho nunca que le sobraban pelotas y tampoco que siguiera luchando.

Se preguntó cómo lo sabría Jungkook. Cómo podía entender que cada hora, cada minuto del día era una batalla contra los recuerdos, la rabia y el miedo. Y que encontrar valor para librar esa batalla era algo que debía hacer cada día.

Pero enseguida sacudió la cabeza. Jungkook no sabía nada; sencillamente había escrito una simpática nota de ánimo que le había tocado el corazón. Él no podía entender por lo que estaba pasando. No lo conocía.

Y, sin embargo, casi sin darse cuenta colocó los dedos sobre el teclado y empezó a escribir una respuesta. Seguramente Jungkook no la esperaba y tal vez no le gustaría, pero estaba escribiéndola de todas formas, le gustase a él o no.

No me quedan muchas pelotas en este momento. De hecho, tristemente me faltan pelotas casi todos los días. Pero eso no evita que el sol siga saliendo cada mañana y poniéndose cada noche, de modo que me arrastra con él. Dime una cosa, ¿eres el Jungkook con el que compartí un libro de biología en Tercero? Si es así, siempre he querido preguntarte una cosa: ¿por qué parecía como si hubieras metido los dedos en un bote de tinta?