Aprendiendo a ser

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Al despertarme al día anterior decido darme una ducha. Selecciono una blusa, un jean, un brasier y una tanga de toda la ropa que me dejó Paz el día anterior y me dirijo hacia el baño. Abro el agua caliente y me meto desnuda. El chorro de agua caliente golpea mis senos, la sensación es extraña. "Sólo un mes" repito una y otra vez. Mis manos empiezan a recorrer mi cuerpo, el cuello, los brazos, el abdomen, las nalgas y finalmente mi entrepierna. La curiosidad llega a mi mente, ¿qué se sentirá...? Comienzo a tocarme, esto de aquí son los labios y el clítoris debería estar por... En este instante una sensación eléctrica recorre todo mi cuerpo. Definitivamente ese era el clítoris.

Termino de ducharme, me seco y me cambio. Almuerzo y le dejo algo preparado a Alan para cuando vuelva del trabajo. Voy hasta mi habitación y busco algo de maquillaje, no quiero que Paz se enoje. Coloco un poco de labial sobre mis labios y me delineo, aunque con mucho esfuerzo.

Eran las 16hs cuando el timbre suena, era Paz. Bajo a abrirle, al verme me dice que hice un buen trabajo, pero que de elegirme la ropa hoy se iba a ocupar ella. Vamos a mi habitación y empieza a revisar el bolso.

 Vamos a mi habitación y empieza a revisar el bolso

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-Ahora si estás para salir, una bomba.

La sensación de estar usando una tanga y una pollera, en donde el aire se mete por todos lados, era horrible. Paz no dejaba de sonreír cada vez que me miraba, era feliz con todo aquello.

-Vamos a ir a tomar un helado al centro comercial.

Al llegar, dejamos el auto en el estacionamiento y empezamos a caminar. Empezamos a caminar y pude notar que el lugar estaba lleno de mujeres, pero sin embargo, ninguna de ellas me veía. Claro, ya no estoy en mi cuerpo. Ahora era una de ellas. Lo que si pude notar era la mirada de los hombres. Cualquiera que nos cruzáramos, en cualquier momento, nos miraba fijo. Llegue a escuchar un comentario desagradable, pero Paz me dijo que continuáramos. Realmente me intimidaban todas esas miradas.

Compramos dos helados y nos sentamos en un banco. Por un momento deje de prestar atención a las mujeres y me centre en los hombres, ninguno de ellos pasaba sin mirarnos. Sentía bronca. Paz se da cuenta y me dice que me relaje, que ya me iba a acostumbrar, que era normal que los hombres sean así con las mujeres.

-Nos ven como un pedazo de carne, listas para ser penetradas -dice ella.

-Yo no voy a ser penetrada por nadie, así que pueden dejar de mirarme.

-¿Pensás que eso les importa? Bienvenida al mundo de las chicas, donde todos los hombres son unos imbéciles. -Me guiña un ojo.

Bajo la mirada, entendí el mensaje. Yo era así, era igual ¿De qué me quejaba? Empezamos a conversar acerca de gustos de helados y de que la temperatura estaba bajando, cuando se nos acercan dos chicos.

-Hola chicas -saluda uno de ellos-, ¿cómo están?

Con Paz nos miramos, tenían toda la imagen de ser unos estúpidos.

-Bien -responde Paz-, conversando con mi amiga, acerca de algo medio importante ¿Qué necesitan?

-Ah... en realidad nada. Sólo nos preguntamos si querían ir al parque con nosotros, a tomar una cerveza o quizá fumar un poco de marihuana.

-Les agradezco la propuesta, pero esta vez pasamos. Estamos ocupadas. Nos vemos chicos.

Estaba callada, observaba fijamente a Paz. Notaba la seguridad de su voz y su habilidad para manejar la situación.

-Está bien, y... ¿más tarde podrán? -pregunta el otro sujeto.

-Eh... No, quizás otro día chicos. Gracias.

-Ah, okey. Bueno, ¿nos pasan su número así después les hablamos y organizamos?

Obviamente se trataba de chicos muy insistentes, yo estaba empezando a enojarme y pensaba en cómo iba reaccionar, pero creía que Paz hacía un buen trabajo.

-No creo que a nuestros novios les guste eso chicos -responde Paz secamente.

-Ah, tienen novios... Bueno, perdón, no quisimos molestarlas -se disculpa uno.

-Bueno, pero si algún día cortan por ahí podrían enviarnos un mensaje y podríamos vernos -propone el otro.

Paz me mira fijo con cara de resignación, yo no dejaba de verla.

-A ver chicos, no tenemos ganas de conocerlos y tratamos de ser lo más amable posible. No nos interesa ir a ningún parque ni nada, sólo vine a tomar un helado con mi amiga. -Su voz mostraba un claro signo de irritación.

-Uh, que antipática.

Los chicos se miran, y se van indignados. Algo dicen, pero no logro oír. Los observamos alejarse.

-No me digas... "Bienvenida al mundo femenino", ¿no? -le indico con sarcasmo.

Ríe mientras se muerde el labio.

-Así es. Esto es prácticamente ser mujer en esta sociedad.

Al volver al auto, en el estacionamiento escucho un silbido. Me doy vuelta, creyendo que es alguien conocido, aunque claro, en ese segundo no recordé que ya no estaba en el cuerpo de Gaspar, y veo a tres hombres mirándonos fijos.

-No mires Ro.

Claro, era una mujer. Empezaba a entender el juego.

-Vas a tener que acostumbrarte a todo esto, sin tratar de matar a nadie ¡El mundo está lleno de imbéciles, por todos lados!

La nueva vida: la historia de GasparDonde viven las historias. Descúbrelo ahora