Templanza

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Cuando llegamos a México sentí que aquella libertad que vivimos en USA , con la que sostuve la pasión sincera  de Bárbara, podría verse dañada, o algo así como más cautelosa, no es que me sintiese orgullosa de andar tan sigilosa con alguien, es más, se sentía como si volviese a tener 17 años o algo así, con la diferencia de que cuando yo tenía esa edad, no hubiese querido cuidar tanto a un pretendiente;  En este caso, una mujer   llena de luz que me tenía encandilada.

"Maca escuchate", me decía a mi misma luego de pensar con aquellas oraciones poéticas, pues ahí yo notaba el nivel de enamoramiento con alguien.

Lo cierto es que ya habían pasado un par de días de nuestro arribo al DF en los que no había podido verla, y es que para su suerte, ella comenzaba a grabar escenas para una mini serie, yo por mi parte esperaba el estreno de una que yo había grabado hace meses, casi un año, fue como gestar un hijo que no quería nacer y eso me tenía ansiosa también. Eran mezclas de sensaciones que terminaron flotando luego de una sesión de yoga a la que asistí.

-Ahora, respiren profundamente por la nariz, sostengan en el vientre y luego boten por la nariz con la lentitud de las que les hablé -Decía Mario mi maestro de Yoga.

Éramos un grupo de diez personas realizando las posturas "La danza" como le decía yo, todos fluyendo acompañados de una música ambiental con pajaritos cantando.
Derrepente todo aquello fue removido  con una vibración incesante de mi teléfono. Tampoco era que lo apagaría sin la curiosidad de mirar, siempre he sido igual que los felinos de curiosa, incluso con las preguntas más inoportunas.

"Llamada entrante de Bárbara..."

Leer su nombre me hacía perder el equilibrio, era algo muy excéntrico, me sentía algo estúpida la verdad. Yo pensaba que era la experiencia nueva, ya sabes, probar por primera vez con otra mujer. Para muchas como yo que habíamos transitado el amor y el sexo con hombres, aquello lésbico era probar algo por curiosidad, placentero, o algo de una noche y ya...
Pero justamente yo estaba en el porcentaje de chicas que terminaban enamorándose, y no era cualquier tipo de amor, era de esos que te aprietan el vientre cuando te entra una llamada inofensiva en el móvil.

-"¿Hola?"-Dije con la voz temblorosa.

-"Maca, por fin me contestas, ¿Como estás?¿Ocupada?"

-"No, o sea estoy en clases de yoga pero ya terminando..."

-"¿Cómo estás?"-Insitió. Me encantaba eso de ella, siempre se preocupaba de mí.

-"Bien, ya sabes, contestando correos de trabajo, ¿Puedes creer que me llamaron de Calvin Klein para ser el  rostro mundial de un nuevo perfume? "

-"¡Pues sí! Lo creo, me parece genial, ojalá que ese perfume huela tan rico como tú"

Yo me sonreí como una niña mimada.

-"¿Okey?... ¿Cuando te veo?" Le dije con tono más pausado y algo bajito.

-"Pues, para eso te llamaba, quiero invitarte a cenar hoy. ¿Te late? Puedes o lo dejamos par..."

-"Sí, claro"-Le interrumpí

-"Va, genial, entonces paso por ti a las nueve, te recomiendo que vayas cómoda, tipo zapatillas y unos jeans"

-"¿Y eso?"

-"Ya verás... Sólo se que te encantará"

-"Bueno, de eso puedes estar segura"

Luego de responder eso, cerré mis ojos como si hubiese sido vergonzoso o demasiado. ¿Era demasiado?

Escuché del otro lado un suspiro largo pero algo retenido. Como de resignación.

Sí   ...(BARBARENA)...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora