Brook.
La música suena a todo volumen a mi alrededor, el olor a tabaco, marihuana y alcohol se entremezclan nublando aún más mis sentidos, rio como tonta por alguna extraña razón mientras camino hacia a la barra donde un tipo me observa con los ojos cargados de deseo.
Me coloco junto a él y suspiro lista para hacer esto, me giro para verlo y no es para nada feo, pero aun así si está aquí no debe ser un buen tipo, aquí ninguno lo es.
— Hola...— lo saludo coqueta, él sonríe de inmediato mostrándome la clase de persona que es.
Un escalofrió recorre mi espalda, porque esa sonrisa la he visto ya demasiadas veces, es una mala persona, pero no me importa, necesito esto y hoy más que nunca.
— ¿Qué hace una niña buena como tú en este lugar? — pregunta apartando un mechón de cabello de mi rostro.
— Lo que toda niña buena hace...— respondo acercándome a él, para tentarlo — tratar de ser mala...— el ríe divertido por mi respuesta y de inmediato enreda sus largos y callosos dedos en mi nuca y tira de mi para besarme.
Nuestros labios se tocan y de inmediato esa sensación desagradable que tanto aborrezco se hace presente pero la ignoro, para conseguir lo que busco necesito hacer esto. Pierdo mi lengua en su boca llenándome del sabor del whisky barato y el cigarrillo, el hombre jadea cuando una de mis manos se apoya en su entrepierna en busca de su miembro.
Necesito calentarlo lo suficiente como para que esté dispuesto a hacer cualquier cosa que le pida, necesito olvidarme de todo, porque todo volvió y duele más que antes, si sigo así no resistiré mucho tiempo. Muevo mi mano sobre su polla que poco a poco se pone dura.
— No eres para nada una niña buena...— jadea sobre mis labios acercándome más a su cuerpo.
— No, no lo soy y quiero ser mucho peor...— sonrió ampliamente cuando sus ojos se oscurecen de deseo y ríe.
— ¿A si? pues dime niña buena ¿qué quieres hacer? — muerdo mis labios jugando el papel que he venido jugando estas últimas semanas y me inclino sobre su oído.
— Quiero comerte la polla y que te corras en mis tetas...— muerdo el lóbulo de su oreja y lo siento reír mientras sus manos ya se pierden debajo de mi falda.
— Me gusta lo que quieres...— jadea poniéndose en pie...
— Eh, pero no será gratis...— lo detengo apoyando mi dedo índice en su pecho y empujándolo nuevamente para que tome asiento.
Su ceño se frunce y sus ojos me ven con suspicacia.
Venga no vayas a echarte atrás ahora... pienso.
— ¿Qué quieres? — pregunta después de unos segundos.
— Un pase...— respondo con rapidez — un pase y te como la polla, también dejare que te corras en mis tetas...— la ansiedad está matándome, pero más que la necesidad es este puto dolor en mi pecho.
— de acuerdo...— sonríe con facilidad y hace una seña al bartenders que de inmediato se detiene frente a él.
— Esta preciosa niña quiere volar un rato...— comenta, haciendo que el sujeto me vea, llevo dos semanas viniendo a este lugar por lo que mi rostro es conocido para él.
— Ten...— comenta pasando una pequeña bolsa con un polvo blanco, en cuanto lo veo humedezco mis labios y muevo mis dedos ansiosos.
El hombre paga por la droga y se encarga de hacer lo que yo estoy muriéndome por hacer por mi cuenta, abre la bolsita y con una lentitud que me desespera deja el contenido de la misma sobre la barra, se incorpora un instante saca su billetera y de ella una tarjeta de débito, comienza a juntar el polvo en una fina línea y luego sonríe ampliamente en mi dirección.
— Divirtamos a la niña...— comenta señalando la línea frente a él.
Con desesperación me acerco a la barra y tapo una de mis fosas nasales, me inclino y aspiro el polvo que de inmediato se impregna a mi nariz y siento ese calor extraño recorrerme. Cierro los ojos y disfruto de como el polvo hace su magia en mí. El sujeto prepara otra línea para él y la inhala, para después hacer una tercera y permitirme a mí tomar esa.
Una vez el polvo se termina me toma de la cintura y se pone en pie guiándome fuera del bar, no sé a dónde me lleva y tampoco me importa porque ya los efectos de la droga están haciendo su efecto y el dolor en mi pecho parece menguar. Camino junto al hombre mientras pierde una de sus manos en mi blusa y juguetea con mis pechos.
Hasta que se detiene y tira de mi hacia un callejón a unos pocos metros del bar donde estábamos, me empuja contra la pared y sonríe con malicia, yo humedezco mis labios y me dejo hacer, sus manos tocan mi cuerpo con brusquedad y ansiedad, hasta que me quita la blusa y la deja en el suelo, cerca de un charco de agua, veo como la tela se humedece pero me da lo mismo.
Me agacho para quedar frente a su entrepierna y me deshago de mi sujetador, mientras el libera su erección, su polla me apunta directamente a la cara y sin pensarlo mucho, la tomo entre mis manos y comienzo a chupársela, los ruidos extasiados que salen de su boca me transportan poco a poco a ese horrible mundo del que no tengo ganas de salir y en donde por muy loco que parezca consigo olvidarme del dolor y la perdida.
El sujeto toma mi cabeza y comienza a follarme la boca con más rapidez y brusquedad, pronto los movimientos de su pelvis son salvajes y comienza a lastimarme, intento apartarme pero me detiene cuando hundo ligeramente mis dientes en su polla para advertirle que está haciéndome daño, sus manos se cierran sobre mi cabello y tira de el con fuerza haciéndome mucho más daño.
— Quieta perra... pague por esto — y una vez más enviste mi boca con brutalidad, de pronto no me siento capaz de detenerlo ni de ponerle fin a esto.
Así que me dejo hacer, sus manos tiran con demasiada fuerza de mi cabello y su polla se hunde tan dentro de mi boca que las arcadas se hacen presente y el vómito sube por mi garganta haciendo que me ahogue y lo bañe a él con mi última comida. Se retira con rapidez de mí maldiciendo.
— Maldita niña inmunda...— me grita haciendo que me sienta así de sucia.
Pronto sus manos están cerrándose sobre mi cuello y apretándolo con fuerza, me cuesta respirar y cuando su otra mano gira mi rostro con una fuerte bofetada solo alcanzo a ver estrellas.
Grito y me levanto de golpe agitada, asustada y empapada de sudor, abro los ojos tratando de ubicarme, cosa que me cuesta hacer durante unos segundos hasta que un rose sobre mi hombro me hace sobresaltarme y salir de la cama con rapidez. Cuando me giro para ver quien me ha tocado, un par de orbes de distintos colores me miran confusos.
— Jake... ¿estás bien? — pregunta preocupado Zero haciendo a un lado las sabanas para salir de la cama.
No me muevo, solo lo observo, tratando de alejar la pesadilla que acabo de tener, él se intenta acercar a mí pero doy un paso atrás sintiéndome repentinamente sucia, inmunda, asquerosa.
— Hey, Jake solo fue una pesadilla...— murmura acercándose para luego rodearme con sus brazos y apretarme contra su pecho.
— No, no lo fue...— murmuro sobre su pecho consciente que de alguna forma mi pasado ha decidido atormentarme una vez mas.
Nota del autor: hola mis queridos, como están? aquí esta el prologo... #QueFuerte solo diré eso, así inicia la segunda entrega de de la saga Zero... espero les haya gustado un beso les amo y gracias totales!
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Zero Dreams ©️
RomanceDespues de todo, sentir se siente bien para Zero las cosas pueden cambiar su vida puede mejorar pero antes debe soñar lograrlo, aunque a veces los sueños no son suficiente! Obra registrada en Safe Creative bajo el numero 2010075560789. Prohibida s...