2

626 82 69
                                    

Es otra mañana, otro día.

Él está sentado en el sillón, a su lado una mesa baja. Amane mira atento.

Yashiro duerme aún entre las sábanas blancas.

Respira con tranquilidad, con la cara a la pared, desviada de él, en un camisón delgado, casi transparente, que le deja adivinar su figura esbelta, delgada, encantadora a la manera de Amane. Yashiro Nene es perfecta a sus ojos.

La luz del sol que atraviesa las cortinas calientan sus hombros.

Ella despierta. Se miran.

-Te has dormido, me he duchado -dice él.

Y se levanta para ir a buscarle un vaso de agua. La mira hasta las lágrimas. La mira todo el tiempo, lo mira todo de ella.

Ella no toca el vaso de agua que él le ha dejado a un lado de la mesa. Amane lo nota, pero no dice nada. Una vez más es difícil saber en qué puede estar pensando.

-¿Tienes hambre? -le dice mientras abre el armario- ¿Qué usarás hoy? ¿Te gusta este vestido?- le pregunta mientras descuelga un vestido azul de holanes blancos y moños. Ella no le contesta.

-Podrías al menos decir algo -su voz es un poco brusca, al instante se arrepiente. Yashiro se queda en silencio.

Molesto, arroja el vestido a la cama y sale del cuarto azotando la puerta. Espera una hora y ella no baja. El desayuno se enfrió. Se preocupa y vuelve con ella.

Yashiro sigue acostada en la cama, justo como la dejo, con la mirada perdida en el techo. Amane se asusta. El miedo lo siente como un escalofrío en su espalda y corre a abrazarla. Algo amenaza con volver a él.

-Yo puedo hacerlo por ti -dice entre lágrimas, aferrándose al cuerpo frío.

La escena es extremadamente lenta, él va con ella en brazos al baño.

---------

Yashiro se ríe de Amane, el sonido es dulce a sus oídos.

-Tienes la piel suave como la lluvia -dice mientras le lava el cabello- Con las muñecas muy finas, la forma de tus dedos, me gusta -agrega sosteniendo su mano en la suya, entrelazadas.

Se sonríen. Vuelve el deseo. Dejan de sonreírse.

Lava su cuerpo con sus manos, sin jabón. Los dos se ríen mucho. Cuando termina, le seca el cabello con una toalla blanca. Ella le mira y hace un puchero. Es como una niña pequeña en ocasiones, juguetona y caprichosa. Amane le gusta igual. Él le pone el vestido azul con holanes y la vuelve a mirar una vez más. Descubre que ella ya habita dentro de él, descubre que su lugar siempre ha estado entre sus brazos. Desde su primera mirada, un lugar protector, de pura inmensidad. Eternamente de él y solo de él.

Su hogar de infancia, ¿Por qué no? la protegería de todo conocimiento ajeno a ellos dos.

-Tal vez tengo hambre -dice ella.

-El desayuno se enfrió -Amane parece dudarlo.

-¿Por qué? -pregunta.

-No lo recuerdo.

La coloca entre sus brazos para aspirar el olor de su cuello. Deja en ella un camino de besos, disfruta del contacto, pero debe detenerse. Ella debe descansar.

Vuelven a desayunar en el jardín con la música de la radio, extrañamente la misma canción. Amane corta los tomates de Yashiro. Ella le mira desde la silla. La noche anterior la dejo exhausta. Él los coloca en una canasta y los lleva a lavar en la cocina.

Momentos FelicesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora