Tú y yo

824 36 2
                                    

POVS ALBA
Sentí cómo Nat se movía de mi lado. No sé qué hora sería. Pero temprano seguramente. Todos seguían durmiendo.
La vi alejarse por el pasillo. Supongo que se iría a fumar. Solía hacerlo mucho.
Efectivamente. Estaba fumando en la terraza. Me acerqué a ella.
-Holi Nat.- Dije con sueño en la voz
-Holi.- Dijo mirándome por fin.- ¿Qué tal has dormido?
-Bieen. Sigues siendo muy cómoda.- Soltó una carcajada.
-Me alegro Albi.- Me había llamado Albi. No podía ser. Hacía tanto tiempo que no escuchaba ese nombre de su boca, que me faltó hasta el aire. Pensé que nunca volvería a escucharlo.
-¿Y tú?- Pregunté como pude. Ella sonrió.
-La verdad que muy bien también.- Volvió a mirar al horizonte, y se llevó el cigarro a la boca, dándole una calada antes de seguir hablando.- Hacía tiempo que las cosas no estaban en calma. A veces viene bien.
-Ya supongo... Nat.- Dije intentando captar su atención. Me miró.- ¿Tú de verdad estás bien?- Sonrió ampliamente.
-Sí Albi. Todo está bien ahora mismo.- Miré su costado. Ella lo notó.- Bueno, casi todo. Pero esto se va a poner bien. Y todo va a estar mejor que nunca.- Me gustaba cuando hablaba así. Miré hacia abajo sonriendo. Volví a levantar la mirada, hacieno un gesto preguntándole si podía abrazarla. Debía estar rojísima. Pero me daba igual, yo quería abrazarla. Ella asintió y abrió los brazos. Rapidamente me enterré en su cuello. Se sentía muy bien estar así con ella. Estuvimos bastante tiempo así.
-Albi, lo siento.- Eso no me lo esperaba.- Me he comportado bastante mal contigo. Fui una egoísta cuando aún estábamos en la cárcel. Sé que sólo querías ayudar, pero no quise verlo. De verdad, siento haberte hecho pasar esas semanas. De verdad.- Miraba al horizonte apenada.
-Nat, no pasa nada, de verdad. Más la cagué yo. Tu reacción fue normal. Nos destrocé a las dos. Tenías todo el derecho del mundo a ponerte así.- Era la verdad.- Nat, te quiero muchísimo. Y a pesar de todo eso siempre ha sido así.
-Yo también Alba. Y a pesar de todo, también fue siempre así.- No podía creer que de verdad lo estuviese diciendo. Siempre pensé que me tendría superada del todo. Debió ver mi incredulidad en el rostro, porque me rodeó con los brazos y me acercó a ella. Nos miramos durante un rato. Mis ojos viajaban por toda su cara, pero no me atrevía a mirarle la boca. Sin embargo, ella sí lo hacía, sin ningún tipo de disimulo. Acabé haciéndolo yo también.
Acortó la distancia que había entre las dos. Por fin pasó lo que llevaba queriendo inconscientemente desde que la vi por primera vez en la cárcel.
Era un beso más bien lento, se notaba el tiempo, y ese cierto rencor que ambas teníamos. Pero no por nosotras, sino por la situación. Fuese como fuera, era un beso de Natalia Lacunza. Por fin.
Nos separamos del beso, quedándonos mirándonos a los ojos. Con una sonrisa tonta en los labios.
-Albi, cuando estuve inconsciente, tuvimos un momento a solas. Y tú me hablabas. Yo no podía contestarte, pero sí te escuchaba. Yo también sigo enamorada de ti. Y también me gustaría intentarlo. Pero quiero que vayamos despacio. No quiero que nos pase lo de la otra vez. Demasiado bien están yendo las cosas como para volvernos a dar la hostia.- Entendía de sobra sus palabras, y ciertamente también las compartía.
-Estoy de acuerdo contigo Nat. Si... si queremos intentarlo deberíamos ir despacio.- La miré un poco sonrojada. Ella me miró también, sonriendo. La abracé, y ella me correspondió.- Te quiero muchísimo.
-Y yo a ti rubia.- Dijo reforzando su agarre.
No sé en qué momento todo había pasado tan deprisa, pero de verdad, esto era increíble.
Ella era inclreíble.

Todo cambia.🌪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora