Fue un muy diferente camino de regreso a casa. Alec se la pasó viendo por la ventana, los más alejado posible de Magnus, y sin verle una vez. Sabía que Magnus probablemente se estaba preguntando que diablos le pasaba, pero no dijo nada.
Cuando llegaron al estacionamiento del edificio, Alec le habló por fin.
– Siéntate. Y espera, – le dijo de forma cortante.
Antes de salir del coche pudo escuchar "siéntate. Gira. Hazte el muerto." E inmediatamente se sintió culpable por tratarle así. No era culpa de Magnus no poder controlar sus emociones.
Esperen ¡claro que era su culpa! Si el hombre no luciera como un maldito sueño húmedo, nada de esto estaría pasando.
Alec terminó de revisar los alrededores y le hizo la señal a Meliorn para que abriera la puerta de Magnus. Magnus se veía dolido, mientras seguía a Alec en el elevador. Finalmente, en el elevador, Magnus explotó.
– ¿Me vas a decir cual es el problema, o tenemos que jugar a veinte preguntas? – obviamente Magnus no pudo aguantar más. Alec le comprendía, si alguien de repente le aplicara la ley del hielo, querría saber por qué. El problema era que decir.
– No es nada, todo está bien, – Alec dijo, intentando sonar casual.
– Que mierda. Se que casi no nos conocemos, pero aun así puedo decir que algo no esta bien, ¿es por algo que hice? –
¡Si! Te desnudaste frente a mi dos veces y desde entonces no puedo dejar de tener fantasías sexuales contigo, como un niño de catorce años.
– No, no te preocupes, –
– Bueno, me preocupo. Si hice algo malo me gustaría disculparme. Vamos a vivir juntos, Alexander, y esto sería mejor si nos llevamos bien. –
– Te dije que todo está bien, – Alec le dijo cortante. Magnus suspiró y apretó el botón para detener el elevador, girándose luego para quedar frente a Alec. – ¿Qué...? – Alec intentó volver a apretar el botón pero Magnus se lo impidió. – ¡Hey! –
– No nos vamos a mover de aquí hasta que me digas cual es tu problema, Alexander. No me gusta la tensión y menos cuando no se porque paso. Así que dímelo. Soy un niño grande, puedo manejarlo. –
– Mira, no es nada personal, – Alec se pinchó el puente de su nariz, le comenzaba a doler la cabeza. – Pero creo que esto no va a funcionar. –
– ¿Qué no va a funcionar? – Magnus preguntó confundido.
– Esto. El trabajo, – Alec señalo a Magnus y a él.
– ¿Y porqué no? ¿Soy tan molesto? – Magnus se puso a la defensiva.
– No, es solo que...–
– Porque tu no eres exactamente un paseo en el parque, Alexander. Me gustaba mi vida como era, con su rutina y estructura. Puede que para ti parezca un caos, pero es un caos organizado. Lo creas o no, tu presencia vino a cambiarme todo. Y entiendo que eres una persona bastante privada y estas acostumbrado a vivir solo. A mi también me gusta tener privacidad, cuando tienes una vida como la mía eso es difícil de conseguir. Pero aun así no entiendo porque no podemos hacer funcionar esto. –
Alec se sentía como un completo idiota. Magnus tenía razón, por mucho que odiara admitirlo. No entendía que tenía Magnus que hacía tan difícil este trabajo. Era un territorio completamente nuevo para él. Nunca se había sentido así con respecto a alguien. Era demasiado confuso.
Abrió los ojos decidido a decirle a Magnus que lo entendía, pero que aun así no podía trabajar para él. Pero al ver ese hermoso rostro suplicante porque no se fuera, Alec no pudo evitar darle lo que pedía.
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Entre Humo y Espejos (Malec AU)
FanfictionAlec Lightwood es un guardaespaldas de la Agencia Shadowhunter. Después de años exitosos evadiendo famosos, termina trabajando para uno de los grandes, Magnus Bane, un brujo organizador de espectáculos. Cuando Magnus comienza a recibir cartas amenaz...