Capítulo 8

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Jeaden

Me tiro sobre el mini sofá de mi cuarto poniendo las manos sobre mis ojos y una sonrisa se dibuja en mi cara antes de que pueda retenerla.

Saco mi móvil del bolsillo y espero encontrar algún mensaje, llamada o cualquier cosa de parte de ella, nada. Sé que ella no tiene mi número pero todas las chicas se encargan siempre de eso. Indignado tiro mi móvil sobre la cama y este rebota peligrosamente encima de ella pero no cae al suelo.

Hannah Hannah...

Hay más cosas de ella de las que cuenta y yo quiero saberlo todo.

Perdido en mi mente me sobresalta la puerta de mi cuarto que se abre con brusquedad y entra mi madre con cara de pocos amigos.

¡Mierda!

– Tomé un taxi por si te interesa saber– réplica desde la puerta antes de que pueda decir cualquier cosa.

– Lo siento mucho mamá, olvidé que andábamos en mi coche–

Me levanto poniéndome frente a ella, juntando mis manos en señal de perdón.

– Pude notarlo– su voz sigue siendo fría y no es para menos

– ¿Por qué no me llamaste?–

– Porque soy demasiado buena contigo que no me gusta arruinar tus planes–

– ¿Qué dices? Tu vas sobre cualquier cosa– con esas palabras le doy un abrazo y pongo mi cabeza sobre uno de sus hombros

– Claro. Hasta que te enamoras–

– ¿Qué?– me inclino hacia atrás para mirarla a los ojos sonriendo abiertamente

– A todos nos toca–

– Que alivio que no soy todos–

– Tu padre llamó–

– ¿Por qué?¿Pasa algo?– pregunto preocupado

Mis padres se divorciaron hace un año. Mi padre es doctor y recientemente se casó con una vieja amiga de la universidad, alguien que visitó muchas veces nuestra casa y se sentó a cenar en nuestra mesa.

– Deberías llamarlo– dice secamente

Aún está resentida y la entiendo. No fue fácil para nosotros aceptar que nos abandonaba nuestro héroe. Pasados los meses he aprendido a sobrellevar el cambio y tener una relación simple con él.

Lo llamaré mañana.

Anoto mentalmente en mi lista de tareas pendientes.

Hannah

Estoy encima de mi cama, posiblemente sufriendo de un infarto. Mi corazón late tan fuerte como si quisiera salirse de mi pecho y mis mejillas arden como si de un horno a fuego vivo se tratara. Tomo una de mis almohadas poniéndola sobre mi cara ahogando una risa descontrolada que surge de repente.

Joder, nos besamos.

No lo esperaba, en absoluto, menos aún después de todas sus bromas sin gracia sobre mi falsa valentía y todos los momentos incómodos que siempre me hace pasar.

Besarlo dejó un desconocido deseo dejándome confundida, solo pude irme lo más rápido posible del coche como la cobarde que soy. Aunque a veces intento demostrar lo contrario, pero sabemos que eso no termina muy bien.

Jeaden Jeaden...

¿Qué haz hecho para tener todos los átomos de mi cuerpo a tu favor?

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