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1. Química innegable


Jeongin sabía que su chico guapo no apartaba la mirada de sus labios, por lo que le obsequió con una sonrisa coqueta. Estaba sentado en su regazo sabiendo que en su mente el alto estaría recreando miles de escenarios subidos de tono con él, podía notarlo por sus feromonas de excitación que desprendía. Y eso le encantaba.


También notaba su penetrante mirada en su cuerpo, sobretodo por su ropa, la cual sabía que era perfecta y le hacía lucir condenadamente irresistible.


-¿Te gusta lo que llevo hoy?- le preguntó acercándose a su oído, viendo cómo se le erizaba la piel al otro a la vez que soltaba un increíble gruñido.

Y es que vestido con su mini falda plisada de color negro junto el crop top, combinado todo con candenas, sabía que estaba muy follable. Se había arreglado así de bien para él y esperaba que pronto decidiera avanzar un poco más. Tenían pensado divertirse un poco antes de empezar con lo serio.

-Obviamente...pero creo que te verías mucho mejor sin nada- iba diciendo con voz ronca el alto mientras sus manos paseaban descaradamente por todo su cuerpo, sacándole gemidos dulces a Jeongin. Las feromonas de ambos empezaban a exparcirse por el lugar.

El pelinegro sonreía complacido por los toques del mayor y decidió ser más atrevido, por lo que sus dedos empezaron a desabrochar la camisa blanca del otro lentamente, llegando a provocarlo.


Ambos habían decidido quedar a solas en una suite de uno de los hoteles más exclusivos de Seúl, para así tener su tiempo a solas para...hablar de negocios. Pero también para tener privacidad para sus cosas y prefirieron empezar por lo divertido.


Jeongin puso una mano tras la nuca del alto y la otra estaba apoyada sobre su pecho, con su corazón acelerado al notar los gruesos labios del mayor sobre su sensible cuello en ese momento.


Gimió más alto sin quitar su sonrisa y observó con atención su reflejo, en el cual se veía muy provocador. Con sudor en el rostro, los labios entreabiertos y los ojos brillantes, todo mostrado con la luz de la habitación; Jeongin lucía demasiado perfecto. Sus ojos gritaban que moría por ser follado ya.

Y abrió los ojos sorprendido al notar cómo el otro había colado una de sus manos debajo de su falda, tanteando la lencería que se había puesto para la ocasión.

Joder, sí que va rápido, pensó Jeongin mordiéndose el labio.



Y a los pocos segundos, sintió cómo el chico era agarrado por la camisa y tirado al suelo por Hwang Hyunjin, quien tenía fuego ardiendo en sus ojos y la mandíbula apretada. Estaba furioso, pudiéndose comprobar también por su aura oscura.

Luego se tiró sobre el imbécil y empezó a pegarle puñetazos en el rostro sin darle tiempo a reaccionar, llevándose por la rabia. Ese desgraciado había sobrepasado ya el límite. Ni diez minutos habían ocurrido y ya estaba sobrepasándose con Jeongin. Merecía estar en el infierno.

Desde su escondite, llevaba todo el rato con las ganas de poner sus manos sobre el idiota para alejarlo del menor. Pero tuvo el autocontrol suficiente para aguantar hasta pillarlo con la guardia baja.

Jeongin seguía sentado en el sofá, mirando el espectáculo ante sus ojos mientras se acomodaba la ropa, aliviado de que ese asqueroso no hubiera llegado a tocar de más.


Pero también tenía que vigilar de que Hwang no lo llegara a matar. Pero admitía que se veía condenadamente irresistible cuando se enfadaba. Sus músculos se notaban más y su expresión furiosa le tenían encandilado, pero ver el color intenso en sus ojos era jodidamente increíble. Se veía rudo y muy varonil, tal y como le encantaba Hyunjin.

Hyunjin&Jeongin       (omegaverse) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora