Capitulo 6: Celos inesperados

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- ¿Lo dices enserio?

- Si. No se... ¡Ahgg!, siempre seré una tonta indecisa. - Se lamentó ella.

- No te culpes. Todo estará bien.

- No lo creo. Lo estoy evitando.

- No se que decir, sabes que no soy bueno para dar consejos.

- Lo se, porque yo soy así.

- Y yo estoy hecho a tu imagen y semejanza. - Holy río tristemente mientras afirmaba. - Haré que me ames tanto, que hasta olvidarás que Ralph o cualquier otro ser existe. - Comentó Constantin orgulloso.

- Ya veremos. - Respondió ella.

- Hoy recibí invitaciones para ir al baile. Fue genial rechazar a esas tipas. - Comentó orgulloso, Holy rodó los ojos.

- Oh ya eres todo un rompe corazones. - Respondió burlona.

- Por supuesto que si. - Afirmó él, bromeando. Holy se asustó al ver la imponente figura de Ralph acercándose en dirección a ella. Ya sabía que él la regañaria porque lo conocía demasiado.

- ¡Holy! - Exclamó agitado.- ¡mierda! - Maldijo y luego tomo aire para seguir hablando.-¿Porqué no respondiste mis mensajes?- Preguntó Ralph, sudando. Parado frente a ellos.

- Ralph... A-ah, no me llegó ningún mensaje tuyo. - Comentó extrañada ella.

- ¿Qué? - Preguntó confundido, vio a Constantin y siguió con sus preguntas. -¿Y este quien es?

- Nos conocimos hoy. Es nuevo, se llama Constantin.

- ¿Constantin? - Dijo Ralph curioso. Recordó a ese diminuto conejo negro que Holy tuvo una vez, esa bola de pelos se llamaba Constantin, cosa que le llamó la atención.

- Si. - Respondió ella.

- Hola amigo. - Lo saludo Constantin, estiró su mano, Ralph le correspondió dudoso.

- Holy, necesitó hablar contigo.- Pidió Ralph.

- Habla. - Pidió ella.

- A solas. - Respondió él con actitud infantil.

- Por mi esta bien. - Opinó Constantin.

- No. Habla aquí, es de mala educación hablar a espaldas de otros. - Dijo ella.

- ¿Holy, que te pasa? - Cuestionó Ralph, masajeandose la sien.

- Na-da. - Respondió ella.

- Amm, ¿Vienes luego al juego?, puedo pasar por ti. - Cuestionó cambiando de tema.

- No gracias. Estaré haciendo otra cosa. - Respondió ella.

- Bien. - Musitó Ralph, se dio por vencido y se marchó.

- Oye, eso fue difícil. Tratar mal al que te gusta debe ser horrible, ¿Porqué estas tan enfadada?

- Por nada.

- Esta bien. ¿Vendrás a verme jugar hoy, no?

- ¿Entraste al equipo? - Cuestionó ella. Él asintió. - ¿Tan rápido?

- Soy bueno. - Dijo sonriendo coqueto.

- Eres un bastardo adorable. En fin, si vendré a verte. Pero esperó que anotes algún gol.

- Claro que si, lo haré. - Dijo él convencido.

Cuando llegó la hora de la salida. Toda la escuela ya sabia de la existencia de un tal Constantin Morello, que era muy atractivo y destacaba en todo. Ya además estaría en el banco de suplentes del juego de la tarde, así que la mayoría iría a ver si Constantin jugaba y como lo hacía.

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