Parte 40.

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─── Tiene una tienda de discos, no tiene padres, se hace cargo de dos niños como si fueran sus hijos... ─iba a la mitad de las escaleras cuando empezó a enumerar sus "defectos".─ Conduce una motocicleta y... qué forma de vestirse. ─cerré los ojos tratando de tener toda la tolerancia y paciencia del mundo.─ No te quiero volver a ver cerca de él ni fuera, ni dentro de aquí. ─no pude más.

─── No recuerdo haberte pedido permiso para salir con él. ─me giré sobre mis talones para verla de frente.

─── Pues deberías haberlo hecho, de todas formas sería y es un rotundo no.

─── Creo que no me expliqué bien, mamá. ─cerré los ojos nuevamente. Cordura ven a mí.─ Te lo dejaré más claro que el agua. ─suspiré.─ Me gusta Yoongi, quiero a Yoongi y no me alejaré de Yoongi, sólo porque no te agrada.

─── Ahora me toca dejártelo claro a ti, no te quiero cerca de él, no es bueno para ti.

─── Por favor. ─dije irónico.─ ¡Tú qué sabes de lo que es bueno para mí! ───reí amargamente.─ A duras penas recuerdas que existo. ─se le saltaron los ojos con indignación.

─── No digas tonterías y ya te lo he dicho, vives bajó mi techo, sigues mis reglas. ─se dio la media vuelta esquivando el tema que yo había sacado a relucir.

─── ¡Ah! ¿Entonces es eso? ─grité con rabia.─ Pues ese problema se acaba ¡ahora mismo! ─subí corriendo las escaleras ignorando los gritos de mi madre de "No me hables así" "Ven ahora mismo" "No me dejes hablando sola".

Cómo se atrevía a pedirme que no la dejara hablando sola cuando ella lo hizo conmigo durante más de seis años. Decía que era un defecto de Yoongi haber perdido a sus padres... yo estaba en la misma situación. Por más que lo intentara, yo también era prácticamente huérfano.

Lancé una enorme maleta en la cama mientras que con enojo limpiaba mis lágrimas. No era sólo por lo que decía de Yoongi, yo ya traía cargando muchas cosas desde hace muchísimo tiempo y ésta había sido simplemente la gota que derramó el vaso.

Sin siquiera mirar tomaba la mayor cantidad de ropa y zapatos que podía. Tomé todo lo que sería indispensable y las llaves del auto.
Ni a golpes haría cerrar la maleta, entré de nuevo al closet y tomé otra donde lancé lo que impedía cerrar ma anterior, e incluso otras cosas más. Guardé las llaves en mi empapado pantalón, recogí la bolsa que llevaba esta mañana a la universidad y cargué como pude las dos pesadas maletas.

─── Por favor. ─soltó una carcajada.─ Deja de decir y hacer estupideces. ─dijo con sorna al verme bajar el último escalón.

─── No son estupideces, tal vez para ti todo lo que diga sean estupideces pero al menos trato de convivir contigo. ─lágrimas de porquería que no se detenían.─ Pero da lo mismo después de todo. ─acomodé la bolsa bien sobre mi hombro.─ Así estamos los dos, tú no tienes hijo... Y yo no tengo madre.

 Y yo no tengo madre

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Love's Bet; 윤민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora