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La fila parecía eterna al principio pero avanzaba considerablemente rápido entre sus tontas charlas y bromas sin sentido. Habían subido a un par de juegos antes de realmente decidirse por la montaña rusa, sin mencionar las negativas de cierto cobarde de cabello negro que continuaba rogando misericordia.

--Reo-nee estarás bien --le decía Kotaro golpeando su espalda.

Mibuchi lo miraba mal y discutía cada vez que Nebuya se burlaba de sus temblores y nerviosismo. Akashi también estaba asustado pero en mucha menor medida porque las palabras de su novio tuvieron un increíble efecto en él.

--No soltaré tu mano en ningún momento --dijo Mayuzumi al ver la incomodidad en sus ojos --. Estará bien, apuesto a que querrás subir de nuevo.

Estando a punto de subir el grupo daba saltitos de emoción e inquietud. Al último segundo Mibuchi escapó y sólo quedaron cuatro acomodados en los asientos siendo preparados con las medidas de seguridad. El peliplata estaba tranquilo pues no le asustaban esos juegos por lo que su verdadera prioridad era cuidar de su pequeño novio.

--¿Estás bien? Puedes ir con Reo --le dijo con ojos comprensivos.

Akashi respiró profundo y sonrió.

--Estoy bien, puedo hacerlo.

El juego comenzó por fin y apenas comenzaron a moverse, el pelirrojo tomó la mano del mayor y la apretó. Detrás de ellos, Kotaro y Nebuya reían sin parar de alguna tontería. El carrito avanzaba verticalmente dirigiendose a la cima y con cada segundo que pasaba, Seijūrõ parecía relajarse más.

Chihiro lo observaba sin ser completamente conciente de su alrededor. Adoraba verlo probar cosas nuevas y disfrutarlas olvidando la duda e inseguridad que lo asaltaban primero. Le encanta esa sonrisa entusiasmada como si fuese un niño. Le gustaba ser su soporte cada vez que entrelazaban sus manos.

Seijūrõ volteó a verlo cuando llegaron a la cima con los ojos cargados de expectación. Chihiro sonrió.

--Cásate conmigo.

No llegó a confirmar si le oyó pues el carrito descendió finalmente por la pendiente dando inicio a lo verdaderamente emocionante. Todos gritaban y reían con cada subida y bajada hasta llegar al final del recorrido.

--Cariño, tu cabello es un desastre --reía el pelirrojo peinando a Mayuzumi --. ¿Puede ser que dijeras algo ahí arriba?

--No recuerdo --mintió --. Seguramente mis últimas palabras.

Akashi le dio un empujoncito y los cuatro partieron en busca de Mibuchi.

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