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--Cariño, has estado trabajando en eso todo el día. ¿Y si descansas?

Mayuzumi volteó a ver a su novio. Un pucherito adornaba sus labios y una mirada suplicante provocó un intenso aleteo en su estómago. Sonrió levemente frotando sus ojos.

--Lo siento, debo acabar.

Akashi gruñó provocando risitas en el peliplata y, sin previo aviso, le arrebató la tableta donde estuvo trabajando toda la tarde y corrió fuera de la habitación con ella.

--¡Sei! ¡Vuelve aquí! --se paró para salir tras el pelirrojo oyendo las risas del menor en la distancia --. ¡Hablo enserio, necesito terminar eso hoy!

--¡Descansa cinco minutos! --respondió Seijūrõ protegiendo el aparato contra su pecho del otro lado de la mesa del comedor. Chihiro intentó alcanzarlo pero él se movió lejos --. Tienes un novio del que cuidar ¿sabes?

--Un novio caprichoso y mimado es lo que tengo --dijo burlón y Akashi le sacó la lengua antes de correr a la sala.

Comenzaron a dar vueltas por todo el departamento, uno escapando y otro tratando de cazarlo y recuperar su tableta. Las risas se oían en cada rincón del lugar y llegó un punto en el que sus objetivos fueron olvidados y tan sólo se divertían juntos.

--¿A dónde crees que vas? --habló Chihiro al ver a su novio dirigirse a la puerta principal --. ¡Espera, cuida..-!

Seijūrõ tropezó cayendo al suelo con el peliplata sobre él en un torpe intento de ayudarle. Ambos miraron el aparato primero, asegurandose de que no estaba roto, y luego comenzaron a reír jadeantes y sin moverse de aquella posición.

--Se sintió como un recreo de primaria --dijo Mayuzumi respirando agitado.

Akashi rió entre quejidos por la caída y la dificultad para respirar. Sus ojos se encontraron y sonrieron dulcemente. Viendo la carita sonrojada y los ojitos vidriosos de Seijūrõ, Chihiro sintió una inmensa ternura envolver su corazón.

--Sei...

--Mm?

--...cásate conmigo --balbuceó.

El timbre de la puerta los sobresaltó y rápidamente se incorporaron del suelo. Mayuzumi abrió mientras el pelirrojo sacudía su ropa. Era la madre de Seijūrõ.

--Por favor, sientase como en casa --dijo Chihiro a la mujer en cuanto la hizo pasar --. Ahora, si su hijo es tan amable de regresarme mi tableta...

Akashi bufó entregándosela y sonriendo a su madre.

--...iré a acabar esto. Con permiso.

--Espera, ¿qué fue lo que-?

La puerta del cuarto que ambos compartían se cerró cortando por completo sus palabras.

marry meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora