Prologo

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La joven diosa estaba nerviosa, como suponía habrían estado todos los dioses antes de ella en su misma situación. Hoy sería el día que con suerte, esperaba, dejaría de ser solamente Koré y ganaría un nombre. Los primeros dioses habían tardado mucho en hacerlo, les había costado años de entrenamiento y descubrir sus poderes en mitad de una guerra. Su propia madre no había empezado a ser llamada así hasta que no la tuvo a ella, ganar un nombre propio había sido tedioso para las generaciones anteriores. Por suerte ahora con el Cosmos mucho más tranquilo tenían la oportunidad de crecer y ser asesorados por oráculos. Ya tenía claro que tendría poderes como su madre, pues ya los estaba empezando a manifestar, pero aun era joven y tenía potencial. Quizás tendría también poderes distintos a los suyos. Quería mucho a su madre, pero deseaba poder marcar una diferencia entre ambas.

Se había despedido de ella en la entrada de la cueva. El oráculo de Gaia era algo solitario, por mucho que no se fiase de dejar a su hija sola, había tenido que hacerlo. Coronada con flores la joven se sumergió en las profundidades de la tierra.

No es que hubiese algo especialmente distintivo en el tramo en el que se encontraba, pero supo que era el lugar por puro instinto. No habría cuerpo, solamente una voz.

Poco recordó al salir. El oráculo enseñaba mucho, pero según se iba alejando de ella notaba como iba olvidando cada vez más. Solamente recordaba su nuevo nombre y que algo relacionado con él le generaba una sensación de anhelo tremenda. El instinto le dijo que pese a los planes de su madre seguramente tendría que ver con el amor.

Dadora de muerte, ese sería su nombre. Quizás con el tiempo aprendía a hacer venenos poderosos. Desde luego a su madre el nombre no pareció gustarle, ella había hecho sus propias pruebas y todas eran más alegres y alentadoras que Perséfone. 

"Perséfone" pronunció en voz alta, por primera vez. Se sintió correcto. Estaba deseando convertirse en ella.

Hola de nuevo mis queridos lectores, al habla Esk. Primero de todo agradezco que estén de nuevo leyendo una obra que sale de mi atribulada cabeza. Segunda siento comunicar que la velocidad de actualización no va a ser como ya tenía costumbre en Escondida. Entre otras cosas porque estoy trabajando en un libro para otro lado y esto lo voy a hacer solamente cuando necesite cambiar de temática y también porque en parte quería cerrar esa especie de "trilogía" sobre los reyes del Inframundo. Quiero advertir que no tiene nada que ver con mis anteriores obras, osea que nadie se me asuste cuando veáis las relaciones aquí. También es que en esta ocasión me voy a saltar más el canon mitológico en post de la trama. Sin más que decir, espero que os divirtáis. 

Mi gran y divina boda griegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora