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Una niña de once años que puede hacer magia se siente todopoderosa, y así es como se sentía Indiana luego de que el profesor Flitwick visitara a su familia. Sus padres se quedaron en shock, pero se podía decir que la charla que tuvieron con los Weasley suavizó un poco el golpe.

Indiana estaba emocionada. Iría a una escuela mágica y, lo más importante, podría ver a Fred durante todo el año. Pero, al contrario de su reacción cuando la niña tuvo su brote de magia, el pelirrojo se mostraba un poco reacio al hecho de que ella fuera a Hogwarts. Sin embargo, no lo mostraba a sus padres.

Cuando faltaba una semana para el primero de septiembre y estaban volviendo del Callejón Diagon, Indiana cayó en la cuenta de que no podría ver a su hermanito durante el año y que, cuando ella volviera, él ya habría crecido. Sus padres tardaron un par de horas para que se calmara.

Finalmente, el día había llegado. Tanto Indiana como Fred estaban demasiado emocionados y estaban hablando por teléfono mientras sus madres corrían de un lado a otro para poder meter todas sus cosas en los baúles. Ambas familias habían quedado en que se verían a las diez frente a la casa de los Weasley y que irían juntos a la estación de King's Cross. En el trayecto, Fred no dejaba de hablar de lo interesante y divertido que sería el año escolar en Hogwarts ahora que ella iba a estar allí.

Por un momento, a Indiana le dio miedo. Estaba abandonando su vieja escuela. Todos sus amigos estaban allí. ¿Qué tal si no podía hacer ningún amigo?

—No te preocupes, cariño —le dijo la señora Weasley—. Estoy segura que harás amigos fácilmente.  Además, Fred y sus primos estarán allí. Siempre podrás juntarte con ellos.

Indiana miró esperanzada a Fred. Este asintió con una sonrisa de oreja a oreja y le empezó a contar acerca de sus primos.

Primero estaba Victoire. Ella era la mayor de los primos, iba a sexto curso y era prefecta de Ravenclaw. Luego estaban las mellizas Molly y Lucy, ellas pertenecían a Ravenclaw y Gryffindor, respectivamente, pero les gustaba hacerse pasar por la otra para saltar clases o, sencillamente, molestar a la gente. Cursaban su cuarto año en Hogwarts. Le seguía Dominique, la hermana de Victoire. Ella tenía la misma edad que Fred y era la primera de los Weasley en ir a Slytherin.

—Dom le ocultó a toda la familia que había quedado en Slytherin por meses —contó Fred—, nos prohibió a todos contarlo porque quería revelarlo en la cena de Navidad. Deberías haber visto la cara del abuelo cuando se enteró.

—En realidad puedes hacerlo —intervino George Weasley—. La pequeña serpiente me hizo filmar las reacciones de todos.

—¡George! —lo regañó su esposa—. No le digas así, es tu sobrina.

—Técnicamente, mujer —respondió el hombre con una sonrisa ladeada—. Dominique es una serpiente de la misma forma en que Fred es un león. Corrígeme si me equivoco.

Angelina Weasley abrió la boca un par de veces intentando responderle pero, al no encontrar ninguna forma de hacerlo, se limitó a mirar al frente. Luego de que Fred soltara un par de risitas, siguió contándole sobre su familia.

James era su mejor amigo y el hijo de Harry Potter. Indiana se había sentido muy ignorante con respecto a la magia y, por lo tanto, se había leído un par de libros sobre historia. Uno de ellos, había sido la biografía de Harry Potter. A la niña le había dado lástima el hombre: sus padres habían muerto cuando era bebé, su familia lo trataba mal, durante todos sus años escolares un loco lo había querido matar y a los diecisiete años había tenido que pelear en una guerra para salvar su pellejo y a todo el mundo mágico. Y, si eso no había sido suficiente, ahora era famoso por eso y la gente lo atosigaba en todos los lugares a los que iba. Podía ser el héroe del mundo mágico, pero a Indiana le parecía un mátrir. James tenía la misma edad que Fred y,al igual que él, iba a Gryffindor.

Strangers || Fred II WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora