𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰𝑽

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Diciembre, 1938, New Jersey

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Diciembre, 1938, New Jersey

El día que la teniente Graham se ganó la lealtad incondicional de su compañía fue el mismo día en el que Bucky empezó a caer en sus encantos.

Se encontraban al aire libre, sentados en el suelo con los ojos vendados, desmontando el rifle para luego volver a montarlo pieza por pieza. La falta de visión según Graham, desarrollaría mayor destreza.

Todo parecía marchar con total normalidad, hasta que un tiroteo en dirección a ellos los sacó de su trance

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Todo parecía marchar con total normalidad, hasta que un tiroteo en dirección a ellos los sacó de su trance.

    –¡Al suelo! ¡Ya! –gritó la teniente.

Por instinto todos se arrojaron al suelo. Los disparos parecían llegar del este, a menos de medio kilometro.

    –¡Alto al fuego! –Oyeron ordenar a la distancia.

Bucky pudo reconocer la otra voz como la del sargento Johnson, comandante de la compañía A, que se acercaba a toda velocidad para verificar que no hubiera heridos.

Si bien Barnes ya había visto a la teniente enojada antes, ahora juraba que lanzaba fuego por los ojos.

    –¡¿Pero que carajos está haciendo, sargento?!

    –Qué mujer tan vulgar –susurró en tono de broma uno de los camaradas de Bucky. Todos estuvieron apunto de reírse, hasta que vieron como la palma de la teniente se estrellaba contra la mejilla del sargento con tanta fuerza que hizo que este se tambaleara.

Bucky conocía perfectamente el poder de aquellas pequeñas manos, pues en una ocasión recibió una palmada en la espalda por parte de esta que casi le saca el alma.

    –¡Maldito bastardo! ¡Pudiste matar a uno de mis hombres! –le gritó.

    –No tenía idea de que usted estaría aquí –se excusó el sargento, que también empezaba enfadarse.

    –¡Pues no fue disposición mía, el comando me asignó está zona! –repuso Graham. Su rostro se había tornado completamente rojo por la ira.

 𝓛𝓪 𝓥𝓲𝓮 𝓮𝓷 𝓡𝓸𝓼𝓮    [𝐵𝑢𝑐𝑘𝑦 𝐵𝑎𝑟𝑛𝑒𝑠] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora