Como era de esperarse, el hijo del Amor fue el dueño de los suspiros del hijo de la Guerra tras la fiesta del solsticio. Jongho pasó los siguientes días distraído, con la cabeza llena de imágenes inventadas por su mente encaprichada. Se despertaba tratando de aferrarse a los fragmentos borrosos de sus sueños que se iban escapando cuanto más se espabilaba, queriendo atesorar esas experiencias oníricas en su pequeño corazón. Se pasaba la mañana pensando en qué estaría haciendo el hijo del Amor, si ya habría desayunado, o seguiría durmiendo en una enorme cama con sábanas pálidas y suaves; ¿sería Wooyoung perezoso y le costaría levantarse de buen humor por las mañanas? Jongho a veces se lo imaginaba haciendo pucheros, con su cabello dorado muy desordenado y la punta de su nariz sonrosada, a pocos segundos de volver a caer en brazos de Morfeo. Sin embargo, también podría ser que el hijo del Amor fuera más activo en las mañanas y empezara sus días pronto, estando listo en cuanto el sol saliera, como Jongho. Cuando el hijo de la Guerra corría alrededor de su casa para comenzar el día, también se preguntaba si Wooyoung haría ese tipo de cosas para mantener la forma. (Luego pensó que, según Yeosang, nadie salvo Jongho se levantaría antes que el sol para correr. El hijo de la Guerra supuso que podría tener algo de razón).
Aunque Jongho presumía de su estatus como hijo de la Guerra y tenía un gran orgullo, después de meditarlo, había llegado a la conclusión de que había sido un cobarde. Le dolía admitirlo, pero era sincero consigo mismo, era un cobarde. Si hubiera invitado al hijo del Amor a bailar, a lo mejor Jongho no tendría que suspirar por él y cantarle odas como un tonto. A lo mejor, se decía para animarse, ni siquiera hubieran encajado. Podría ser que Jongho hubiera odiado su personalidad, su risa estridente, el brillo de sus ojos al tenerlos cerca. Cabía la posibilidad de que Jongho hubiera bailado con él y todo hubiera quedado en nada, en un baile más, en un hombre más entre sus brazos. No obstante, Jongho dudaba aquello. Estaba convencido que hubiera caído todavía más por los encantos de aquel muchacho del que no sabía más que su nombre, de quién era hijo y que era amigo de su amigo. Además, había imaginado que hacía el ridículo delante de él, que le pisaba los pies, que no encontraba las palabras para expresarse y Wooyoung acabaría por buscar otra pareja de baile más competente. Su mente negativa no le ayudaba nada montando aquellos escenarios; Jongho no quería amargarse pensando en lo que pudo ser y lo que no pudo ser. Prefería soñar un poco, fantasear con lo que podrían ser si alguna vez encontraba el valor para acercarse a él y pedirle una cita.
(Cuando su yo infantil se apoderaba de él, lo cual no pasaba muy seguido, Jongho se sentía molesto. ¿No había dicho Yeosang que el hijo del Amor no le quitaba el ojo de encima? ¡Si estaba interesado, podría haberse acercado él!)
Cada cierto tiempo, Jongho se paraba a reflexionar. ¿Estaba yendo demasiado lejos al fantasear con Wooyoung como si no fuera más que un simple niño? Sus ensueños eran delicados, inocentes y dulces, hasta el punto de llegar a lo insoportable, por lo que creía que no estaba sobrepasando límites que no debía cruzar. Quién le iba a decir al hijo de la Guerra que acabaría de aquel modo, suspirando por un lunar en una cara bonita, por manos no muy grandes con anillos en los dedos, por un pelo rubio y ondulado. Jongho se tenía que reír, hasta a él le parecía ridículo. Ni cuando era un diminuto mocoso impresionable y enamoradizo de cualquier persona que le prestara atención se había sentido así. Debía ser porque quien tenía su corazón en las manos era el hijo del mismísimo Amor, pero quién sabía. A lo mejor a Jongho le estaba llegando tarde (muy tarde) la pubertad. Estaba sintiendo ahora todo lo que no había sentido tiempo atrás por estar ocupado siguiendo a su padre de acá para allá, por pasarse de sol a sol corriendo con un arco en una mano y una flecha en la otra, por estudiar por horas estrategias e historia. Por muchas aventuras de una noche y cortas relaciones que había tenido, nada se comparaba con los sentimientos que se habían formado en su pecho a partir del momento que fue realmente consciente de la existencia del hijo del Amor.
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A Thousand Solstices 》WooJong《
Fanfic》Tengo el espacio carente que ocuparía tu abrazo si se nos diera el caso de vernos lejos de la gente tengo la vida muy corta y tú la mirada decente y a mí no me importa pensar lo imposible de tenerte. 《 Durante el solsticio de verano, el hijo de la...