Introducción

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-Profesor Dumbledore, la he encontrado. La tiene una niña en una cabaña en una isla, ¿se lo puede creer? Pero por alguna razón no pude cogerla, me quemaba cuando intentaba quitársela de las manos y lo más increíble eran sus ojos, ¡como si fueran los del mismísimo Godric! -Dijo mientras entraba a la habitación un hombre extraordinariamente grande, con una voluptuosa barba en su cara y que usaba ropa algo desgastada.

-Gabrielle...- Dumbledore estaba viendo al piso, pensativo.

- ¿Profesor? -Exclamó el señor de túnicas desgastadas.

- Te he oído Hagrid... muy bien, guíame a su ubicación- Dijo Dumbledore mientras agarraba el codo de Hagrid.

De repente los dos hombres se hallaron en una cabaña pequeña. Había 3 hombres en el piso, aparentemente muertos pues estaban rodeados de un gran charco de sangre, no se les podía ver bien la cara porque llevaban una máscara que tenía un aspecto de calavera, junto con unas túnicas negras. Frente a los 3 hombres se hallaba una pareja tumbada en el suelo, sin expresión, como si nunca hubieran tenido vida ni alma.

Hagrid caminó con dificultad por el tamaño de la cabaña, lentamente alrededor de los 3 hombres y se agachó frente a uno, descubriendo su brazo de la túnica tan oscura como la misma muerte, que cuando quedó descubierto mostró una calavera de cuya boca salía una serpiente.

-Profesor...esto no...ellos no estaban aquí cuando me fui, lo juro. Nunca se me habría ocurrido dejar a la niña sola con ellos- Se excusó Hagrid en un tono angustiado, pues le costaba creer lo mucho que había cambiado la escena en los segundos de su ausencia.

- Gabrielle, puedes salir...no te haremos daño- Expresó el hombre de túnica morada, como si le estuviera hablando al viento

-Soy Albus Dumbledore, un amigo de tus padres... ¿Me recuerdas? Estoy aquí para ayudarte. Este es Rubeus Hagrid, un buen amigo mío y también está aquí para- las palabras de Dumbledore se vieron interrumpidas por la repentina aparición de una niña de unos 7 años cuyo pelo era rojo cobrizo, cuya expresión se encontraba entre la ira y el miedo.

-Gigante- Escupió esas palabras mientras observaba a Hagrid quién, junto a Dumbledore, observaban a la niña estupefactos, no por sus palabras sino porque sus ojos brillaban en un tono dorado, como los de un león y, además, cargaba una espada plateada cuyo mango tenía unos rubíes tan rojos como la sangre en la que se encontraba cubierta.

-Gabrielle... tranquila... es un amigo mío, está aquí para ayudarte- Decía con cariño y cuidado Dumbledore, como si cualquier palabra pudiera costarle la vida

- ¡no es cierto!, intentó quitarme la espada!! Aun sabiendo que ellos querían matarme y la necesitaba- Dijo la niña mientras explotaba en llanto -Los han matado... - Dijo la niña mientras soltaba la espada y se tumbaba de rodillas.

- Lo siento Gabrielle, ha sido un error mío. Yo necesitaba la espada y le he pedido a Hagrid que la buscara, la encontró junto a ti y me lo notificó justo como yo le había pedido. El hecho de que tu fueras su actual portadora, y la situación en la que la espada ha acudido a ti ha sido una trágica coincidencia- Le explicó con amabilidad a la niña mientras se agachaba para quedar frente a ella.

- ¿Por qué que...los mata...ron? -Sollozó la niña mientras observaba los ojos detrás de unas gafas de media luna, esperando una respuesta a toda esta tragedia.

-Eso, mi niña, es algo que no te puedo responder en este momento- Le respondió Dumbledore

Apenas sonaron esas palabras, la niña explotó en llanto y se lanzó sobre Dumbledore, abrazándolo mientras buscaba consuelo en los únicos brazos que ahora conocía en el mundo

- yo...no no lo hi...ce a pro...propósito, e...ellos llegaron y yyo eestaba esconddida en..en la cocina po...porque eellos me dijeron qque lo hi..hiciera. Eellos nno quicieeron de...decirles ddonde e..estaba y solo ví uuna l...luz v..verde ppor toda la cacasa. Cucuando vol...voltee e l...la eespada e...estaba een el piso a... mi ladoy...y yyo la cogí... después re...cuerdo estar rrodeada de san...sangre... y...- Intento explicar la niña mientras Hagrid observaba que sus ojos pasaban de ese dorado brillante a un café oscuro común y corriente.

- Ya, tranquila. Se que no lo hiciste con intención. Lamento mucho que hayas perdido a tus padres Gabrielle, pero ellos me recomendaron cuidarte en caso de que les pasara algo. No estarás sola, te protegeré con mi vida. Necesitas descansar, luego de eso responderé las preguntas que pueda- Le consoló Dumbledore mientras la niña se sentía cada vez más destruida por dentro, pero que asintió lentamente frente a las palabras de su padrino.

– Hagrid, recoge la espada por favor y volvamos a Hogwarts- Ordenó el profesor mientras se levantaba y cogía la mano ensangrentada de la niña

Hagrid obedeció dubitativo, temiendo que la espada le fuera a herir nuevamente, pero se sorprendió al ver que pudo agarrarla sin ningún problema. Desapareciendo junto a Dumbledore y la niña de aquella cabaña...

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~Nox

La heredera de Gryffindor  [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora