33. Un momento que es mejor no recordar.

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- Cici, se que no quieres hablar sobre el tema - Annie se acerca un poco más a mí, tomando mi mano y acariciandola delicadamente - Pero necesito que me cuentes como fue que pasó todo.

Con mis ojos hinchados de tanto llorar, ocultos entre unas grandes ojeras, la mire. Solté un suspiro y comenze a contarle todo lo que había sucedido:

Una semana antes:

Con los besos de Cole por todo mi cuello no lograba pensar con claridad. Asenti repetitivamente con la cabeza, el con una sonrisa en su rostro tomó el cierre de mi vestido y comenzó a bajar la cremallera de este.

Con un movimiento lento bajó todo el vestido, haciendo que quedara en mi ropa interior negra, arrojó el vestido al suelo y continuó con sus caricias en mi cintura y con sus labios entre la piel sensible de mi cuello, haciendome estremecer entre sus brazos y deseando más.

Me giró para poder mirarlo, sus ojos emanaban lujuria y deseo haciendo que mi labio inferior terminara entre mis dientes dando un fuerte apretón, mis manos se desviaron hacia su chaleco, desabroche cada botón lentamente y quité su chaleco para después seguir con su camisa blanca. El no dejaba de mirarme, sus ojos sostenían mi mirada mientras yo quitaba su camisa.

No me daba pena estar así con el, solo pensaba en lo perfecto que era ese momento y en el hermoso ser que tenía frente a mí, ese ser que desde hace años anhelaba conocer y ahora dentro de unos momentos me desflorearia.

El quedó descubierto de la parte de arriba, sin apartar su mirada comenzó a desabrochar su pantalón quedando en bóxers. Sostuvimos la mirada por unos cuantos segundos y después solo pasó, ambos aferrados a un profundo beso que ninguno quería romper, acariciando nuestros cuerpos semidesnudos y arrojandonos a un mar lleno de deseo.

Me recostó en la cama, sus ojos pasaban por cada parte de mi cuerpo y al final volvieron a mi mirada, delicadamente quitó mis bragas, me levante un poco para poder quitar mi sostén y volví a recostarme en la cama, mientras sus ojos recorrían mi cuerpo la vergüenza se comenzaba a apoderar de mí, con mis manos trate de cubrirme, pero el las sostuvo y las puso sobre mi cabeza.

- Eres perfecta Circe, no te averguences por que eres jodidamente hermosa - esas palabras pudieron relajarme un poco, soltó mis manos y después se acercó a mi para que nuestros labios de nuevo se juntaran. Duramos unos momentos así, entre besos y caricias.

El se puso de pie frente a la cama, me miró y después en un movimiento lento se bajó el bóxer, mis ojos se abrieron por la impresión, el chico estaba bien dotado, debo admitir que durante mucho tiempo busque su pack, si lo se eso es bastante enfermo, pero era una adolescente que apenas estaba floreciendo... Y ahora que lo tengo frente a mí, con su miembro erecto no sabía que hacer, trague saliva al ver tremenda serpiente, esa serpiente que muy pronto me devoraria.

Ay ya Circe deja de decir cochinadas.

De su pantalón sacó un pequeño sobrecito, me excitaba ver como se colocaba el condón, al parecer el chico venía preparado, volvió hacia mí, su miembro rozando mi entrepierna haciendo que mordiera mi labio inferior, sus labios succionaban los míos, después el solo me miró, sus ojos oscuros por el deseo, y con su voz ronca dijo: - ¿Estas lista?

Yo viendolo fijamente asenti, el se separó un poco y tomó su miembro para ponerlo en mi entrada, y con un movimiento suave entró en mí, dolió un poco, aunque ya no era virgen había pasado tiempo desde mi última vez, créanme que después de esa horrible vez con Arnold, quise olvidarme de todo, olvidarme de esos momentos tan feos y seguir mi vida.

Después de eso no volví a tener relaciones ya que no me sentía preparada, pero aquí y ahora me siento más que lista.

Cole empezó a moverse lentamente, sus ojos cerrados y sus labios apretados, yo me aferraba a las sabanas, el dolor era leve pero aún así lo sentía.

Nuestro hilo rojo [Cole Sprouse] √TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora