Pasaron días, entrenábamos en peleas y en resistencia temporal, ya podía aguantar treinta y ocho minutos seguidos. Alex solo se dejaba ver en los entrenamientos, y no dirigía palabra a Jerry. Algunos días iba con mamá y charlábamos sobre todo lo que hacía, se alojaba en el edificio de al lado, pero solo me permitían ir días de "no entrenar" , los domingos. Todo era rutina.
Un día, estábamos cenando, todos los grupos de entrenamiento, cada uno en su mesa. Como era predecible, Alex no estaba. En la mesa de los Guardianes, no estaba Vince, ni Derek. Pero jamás había visto a Derek. Desde el día que llegué estaba desaparecido.
La puerta del comedor se abrió de golpe. Entraron Vince y un hombre, supuse que era Derek, arrastrando a una chica de nuestra edad.
-La encontré mientras se dirigía a espiar. -dijo Derek mirando a mi padre.
Mi padre, movió la cabeza, y arrastraron a la chica a través del comedor hasta la mesa de los Guardianes. La pusieron de rodillas, mirando hacía nuestras mesas, de espalda a mi padre. La obligaron a colocar las manos sobre la cabeza.
La chica me miró. Tenía los ojos verdes oscuros, y unos labios carnosos, sangrando. También sangraba por la nariz.
Mi padre se levantó, y saco una pistola de su cinturón, apuntando a la cabeza de la chica.
-¡No! - chille mientras me levantaba.
Mi padre me miró, extrañado.
-Es una espía - dijo frunciendo el ceño.
-No lo hagas - le dije alzando el tono.
Mi padre bajo el arma y la dejó sobre la mesa.
-¿Qué haces? - dijo Vince.
-Lo mismo que hiciste con Dylan. Llevarla a la sala de interrogatorios.
Derek llevó a la chica a la sala del sofá y el sillón.
-Algún día te arrepentirás - dijo Vince mirando a mi padre con desprecio - Sabes que Dylan era solo un niño pequeño. Era inocente de cualquier cosa que le culpáramos.
-Todo el mundo merece una oportunidad - le respondió.
Me miró y dijo:
-Todo el mundo.
Vince se fue resoplando a su habitación. Mi padre mi hizo un gesto con la mano, para que me dirigiera a él.
-Gracias - le dije.
-No hay de qué.
Se levantó y se dirigió a la sala en la que estaba la chica. Le seguí. La chica estaba atada al sillón, con las manos en la espalda. Me senté en el sofá de enfrente, junto a mi padre.
-Derek, sal - le ordenó mi padre.
Derek salió y cerró la puerta. La luz de esta habitación era muy suave, casi oscuro. Apenas podías ver las paredes.
-Yo... no quería... me obligaba... - decía la chica con voz temblorosa.
-¿El qué? ¿Quién? - le preguntó mi padre.
-Me obligaban a espiaros y transmitir información... No sé cómo se llama... Le llaman Connor...- decía temblando.
La chica tenía algo, una sensación extraña entraba en mi cuerpo. Era como si la conociera, no sabía de qué, pero sabía que era de fiar.
-¿Cómo te llamas? - le pregunté con voz amistosa.
Mi padre se dedicaba a observar mi trato con la chica.
-Ellie - respondió mirándome.
-Yo soy Mel
La chica sonrió, pero seguía temblando. El sudor le bajaba por la frente y la entraba en los ojos. Saqué un pañuelo de mi bolsillo, y le sequé la cara. Brody, mi padre, miraba extrañado.
-Os juro que yo no quería -dijo mirando a mi padre.
-Está bien, está bien -dijo mi padre mirando el suelo - te daremos una habitación, mi hijo, Mel, te vigilará, día y noche. Si estás viva es por él, y si lo continuas estando de aquí dos semanas, también será por él. Le seguirás vaya donde vaya. ¿Entendido?
-Sí... - dijo Ellie.
Mi padre me miró, y sonrió forzadamente.
-Gracias, papá.
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Reloj de arena
Science FictionEn un mundo en el que todo parece normal, un mundo lleno de simples humanos, hay un chico, Mel, con una habilidad que le cambiara la vida por completo. Un día como cualquier otro, siguiendo su rutina, se encuentra con una chica, que le conducirá a l...