capítulo trece.

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Dongyul sostuvo la bola de boliche frente a su cara y dio unos pasos, tomando su turno

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Dongyul sostuvo la bola de boliche frente a su cara y dio unos pasos, tomando su turno. Chan sonrió cuando su padrastro ganó los puntos necesarios, aunque su madre puso los ojos en blanco. JeongIn sonrió ante el marcador.

—Todavía estamos ganando.

—Estás arriba, JeongIn —dijo Sunhee con una sonrisa. JeongIn pegó un salto hacia la bola y la recogió. Ella vio cómo su hijo le sonrió a JeongIn, mordiéndose el labio y metiéndose las manos en los bolsillos. Entre eso, los rasguños que vio en la espalda de Chan esa mañana y la enorme línea de chupetones que pintaban la parte posterior del cuello del rubio, la mujer tenía todas las pruebas que necesitaba.

Por supuesto que fue cuando JeongIn dio unos pasos hacia adelante, a punto de hacer rodar la bola, cuando ella notó su caminata alterada. Esa fue una prueba bastante buena también.

—¡Wohoo! —JeongIn derribó 9 bolos e hizo un lindo salto, girándose hacia su padre y sacando la lengua. Dongyul lo observó, derrotado.

—Entonces, ¿estás disfrutando tu tiempo lejos de la universidad? —Sunhee le preguntó a Chan.

Él volvió a mirarla después de ser sacado de un trance, aparentemente. —Oh, definitivamente, mamá. Necesitaba un descanso. Los extrañé a todos.

Sunhee le sonrió. JeongIn solo había tirado uno esta vez. Se golpeó la mano como reprimenda mientras Dongyul y Chan se burlaban de él.

—Todavía podemos ganar.

—Mi turno —Chan caminó hacia una pelota de 10 libras y se preparó. JeongIn se sentó junto a su madrastra, aunque se estremeció un poco al sentarse. Ella miró a su marido. Dongyul también se dio cuenta y miró hacia otro lado. Él no estaba listo para discutir nada de esto.

—Un golpe perfecto —dijo Chan después de derribarlos todos.

JeongIn puso los ojos en blanco. —Claramente fue suerte.

Chan sonrió y buscó su teléfono cuando sonó. Vio el nombre de Felix y suspiró, disculpándose.

—Vuelvo enseguida.

JeongIn lo vio alejarse antes de mirar el marcador. Dongyul miró a Sunhee y luego a su hijo.

—¿Es su novio o algo así?

JeongIn levantó una ceja y negó con la cabeza. —Bueno... no lo sé. Podría ser. No ha mencionado a un verdadero novio, solo que hay un chico... lo que sea que eso signifique.

Sunhee zumbó ante eso y luego miró a su marido. Estaba mirando a su hijo. —Supongo que tomaré mi turno mientras él habla por teléfono —dijo ella, levantándose y tomando una bola púrpura.

hermanastros - chanin || Adaptación ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora