Donde se dirige tu mirada

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Ushijima detuvo sus pasos en el pasillo, el inusual impulso a querer volver lo hizo fruncir el ceño extrañado. Miró en dirección a la puerta donde destacaba el 1001, el recuerdo de los brazos de Shirabu aún aferrándose a él, el destello en su mirada que le hacía pensar que algo lo estaba molestando.

¿Debería volver sobre sus pasos?

El sonido de su celular lo sacó de sus cavilaciones, contestando para avisar que ya iba camino al gimnasio.

Le echó una última mirada a la puerta antes de volver a andar, prefiriendo preguntarle a Shirabu por ello una vez regresara.

Apenas llegó al gimnasio, lo primero que recibió fue la mirada enfadada del más reciente miembro del equipo, quien movía uno de sus pies con impaciencia.

—Llegas tarde— Le anunció Hoshiumi con los brazos cruzados.

—Lo sé, lo siento— Respondió con simplicidad, lo que hizo que el contrario forme una mueca.

—No le hagas caso, está enfadado porque Oikawa lo trató de enano nada más llegó— Rió Hirugami, lo que solo hizo enfadar más al de cabello blanco.

Vio a los alrededores hasta notar a cierta persona que, apenas lo vio, comenzó a caminar más rápido en la dirección opuesta. Ushijima lo siguió, pero a medida que se acercaba Oikawa aceleraba aún más el paso hasta que prácticamente ambos terminaron corriendo.

—¡¿Por que demonios me estás siguiendo?!— Exclamó enfadado el armador cuando ya iban como en la octava vuelta alrededor del gimnasio.

—Iba a saludarte.

—¡Yo no quiero saludarte!— Respondió enardecido, para después tomarse unos momentos para respirar en un intento de no perder la calma tan rápido— Si tanto quieres saludar, dibuja mi cara en un balón y vete a saludarlo a el.

—No veo el sentido en hacer eso si estás en frente mío— Alegó sin entender el sarcasmo del comentario.

Oikawa levantó los brazos como pidiendo paciencia o un arma, lo que llegara primero, sin embargo, el entrenador interrumpió sus intenciones homicidas para dar comienzo a la práctica.

A Wakatoshi aún le causaba algo de intriga la razón por la que el ex capitán de Seijoh había aceptado repentinamente tomar en cuenta su equipo. Considerando su personalidad, ya lo veía jugando para algún equipo profesional y no aún tanteando opciones como él lo había estado hace un año.

Aún así, apreciaría que se quedara en los Adlers en pos de potenciar la ofensiva del equipo, aunque Oikawa no se veía muy alegre practicando con ellos que digamos.

El entrenamiento transcurrió sin mayores problemas, aún cuando Oikawa no dejaba de negarse con todas sus fuerzas a estar del mismo lado de la red que él. Al final, no tuvo más remedio que resignarse a hacerlo, ya no habiendo más combinaciones posibles. Era de las primeras veces que hacían equipo, siendo sus pases tan buenos como Ushijima los había imaginado.

Oikawa poseía la capacidad de idear brillantes estrategias y utilizar a cada uno de los miembros de un equipo de la forma más eficiente posible. Era por ese mismo motivo que no podía evitar pensar que si hubiera querido sacarle real provecho a su potencial, entonces la mejor opción por lejos era elegir a Shiratorizawa en la preparatoria.

Si él hubiera tomado esa elección, entonces...

¿Entonces?

Su hilo de pensamiento se detuvo cuando la figura de otro armador, un tanto más bajo y con los dedos vendados se superpuso a la imagen de Oikawa, distrayéndolo lo suficiente para fallar el remate ante la sorpresa de todos.

Si me enseñas a amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora