- SIN MEMORIA -
¿Chaeryeong?Aquel nombre sonaba demasiado lejos en mi subconsciente, como si nunca hubiera tenido un sitio en este. Un impostor intentando adentrarse en mi cabeza para así poder reemplazar el verdadero nombre de la dulce voz. Lo sabía, muy en el fondo sabía que ese nombre no le pertenecía. Aunque el simple hecho de imaginarlo me producía miedo. Pero que podía saber yo, si ni siquiera conocía su rostro. Al escucharla hablar nunca llegué a pensar en una persona en concreto, tan solo era una nebulosa masa de voz para mí. Nada de nombres. Nada de "Chaeryeong".
Me preguntaba el porqué Bambam me mintió. Cuál sería la razón para hacer tal cosa a una persona completamente indefensa que se acaba de despertar en la cama de un hospital.
El ruido de dos personas hablando de fondo me hizo salir de mis pensamientos. Bambam estaba de pie junto a un hombre mayor; con el pelo blanco y los ojos azul cielo, casi transparentes. Para ser franca, ni siquiera me había percatado de su presencia.
— Que sea la última vez que me desobece a mí o a mis enfermeras. — Dictó con autoridad la persona que acompañaba a Bambam.
— ¿Qué? — Suelto de repente, completamente desorientada.
Esa segunda presencia me miró sonriente, casi con dulzura, cambiando por completo la expresión del rostro.
— Hola Mina. — La amplia sonrisa se acentuó aún más sobre su arrugado rostro. — Soy el doctor Kim. — Alzó el brazo y saludó con la mano desde los pies de mi cama. — Tranquila, estás en el hospital. Tuviste un accidente de coche, te diste en la cabeza pero estás bien. Te hemos mantenido dormida durante un tiempo. — El doctor hablaba cada vez más rápido. — ¿Cómo estás?
— Me duele la cabeza... — Mi voz sonó ronca, demasiado ronca.
Y por primera vez desde que abrí los ojos me di cuenta de ello. Del silencio en el que me vi forzada a estar.
— Es completamente normal, voy a darte algo para eso, ahora mismo vuelvo, Mina.
— Hubo otro herido o tan solo... — Dije antes de que el doctor se diera la vuelta en busca de aquella aspirina.
— No, solo tú. — Me interrumpió Bambam antes de poder acabar la frase.
"Si él no tiene nada que ver, ¿porqué está aquí?"
— ¿Entonces...? — Lo encaré, frunciendo el ceño confusa. — ¿Porqué estás aquí?
Bambam abrió la boca con intención de responder pero al instante la volvió a cerrar, guardando para sí unas palabras que nunca salieron a la luz. Pestañeó nervioso, apretando con fuerza los puños hasta conseguir poder hablar.
— Minari, ¿sabes quién soy yo verdad?
"¿Cómo?"
No podía encontrarle el sentido a esa pregunta, era tan absurda que me pareció incluso cómica.
— Sé perfectamente quién eres Bambam, somos amigos desde hace años.
— ¿Amigos? - Replicó el rubio con amargo sarcasmo, meneando dolido la cabeza. — Tú y yo no somos amigos.
Entonces el rubio movió con brusquedad el brazo, señalando con furia en dirección al doctor Kim.
— Usted dijo que todo iba muy bien.
— Una lesión cerebral no es como un hueso roto, el cerebro es mucho menos previsible. — Habló pausadamente el hombre, con una calma sorprendente que llegaba hasta imponer. — A veces, según como el tejido inflamado presione contra el cráneo, puede provocar cierta discapacidad.
— ¿Cierta discapacidad? Ella no se acuerda de nada. — Escupió Bambam con la mandíbula apretada y su mano demasiado cerca del rostro del doctor.
— Aunque haya despertado, la inflamación puede provocar confusión, pérdida de memoria y cambios de humor erráticos.
— ¿Qué? — Ésta vez fui yo quien alzó la voz.
El doctor Kim me dedicó una mirada llena de compasión. Bambam tan solo me miró con los ojos desorbitados, incrédulo.
— Es algo normal tras un accidente como este... yo, lo siento Mina. — Kim apoyó su mano en mi hombro derecho y suavemente me apretó con cariño.
— No es posible. — Me limité a decir.
Aún recuerdo aquella sensación tan desagradable que me provocó ganas de vomitar. Una ola de amargura quemándome toda la garganta hasta llegar a mi boca, derritiendo todo a su paso. No estuve preparada para afrontar la realidad. Mi nueva realidad.
— Minari, realmente lo lamento. — Al escuchar aquella forma de llamarme, no pude evitar hacer una mueca de desagrado.
— Es Mina, no Minari. — Respondí de manera monótona, escuchando mi voz muy lejos de aquella blanca habitación.
— ¿Perdona? — Soltó sorprendido Bambam, acentuando aún más ese detestable tono soberbia.
"Que se calle porfavor, no puedo aguantarlo, ahora no..."
— ¿Puede dejarnos solos, doctor? Ya ha hecho sufuciente.
El hombre mayor tan solo lo miró, dedicándole una mirada indiferente antes de despedirse y salir de aquella fría habitación. Dejándonos totalmente solos.
Bambam se sentó en una silla quedando enfrente mía, cara a cara. Agarró fuertemente una de mis manos. Sus ojos oscuros se estaban volviendo cristalinos. Se relamió sus gruesos labios y tragó saliva. Algo serio entre él y yo estaba ocurriendo. Algo que le afecta mucho más al rubio que a mí sin duda.
— ¿Te acuerdas realmente de mí? ¿De nosotros? — Negué lentamente con la cabeza. Estaba confundida. — Tú y yo llevamos juntos más de cuatro años. Soy tu novio Minari, soy tu...
Las lágrimas le impidieron acabar la frase. Fue la primera vez que lo vi llorar.
— Yo... — No sabía cómo reaccionar tras aquello. - No me acuerdo de nada de eso, yo... Lo siento.
Que otra cosa podía decir más que un triste "lo siento". Demasiadas cosas inundaban mi mente y gran parte de ella se había quedado vacía ahora.
— Te amo Minari. Estoy enamorado de ti desde el primer momento que tú me besaste. - Las palabras se iban atragantando en su garganta. — Y sé que tú también sientes lo mismo. — Su agarre en mi mano derecha me estaba dejando sin circulación.
"¿Estoy enamorada? Puede. Pero no de él. De eso estoy segura."
Y mis pesadillas más oscuras se hicieron realidad. Mostrándome lo cruda que puede llegar a ser la propia vida.
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° Close your eyes ° {MiChaeng}
FanfictionTras despertarse del coma, Minari, no recuerda nada de los últimos cuatro años. Aquel accidente automovilístico la marcó para toda su vida. Mientras ella estaba inducida por el coma, era consciente de la dulce voz que le hablaba todos los días, per...