Conceptos de vida ajena

26 3 1
                                    

Mis manos huelen a nicotina, alquitrán mezclado con humo de cianuro.
Estoy sentada en la orilla de mi cama, semidesnuda con una pierna cruzada sobre la otra.
Trato de escribir sensaciones pero me es casi imposible tratar de reconocer alguna, sólo siento vacío. Siento un nada. Del tipo que te hace querer hacer cosas pero buscar pretextos para terminar todo de la misma manera.
Así que como no puedo describir sensaciones. Voy a escribir lo que veo.
Y me veo hace un rato en uno de los pequeños pisitos negros que hay en el patio.
Y a propósito, nunca supe abreviar piso, picito, pisito. Da igual.
Entonces estoy sentada en uno de esos, imaginando como sería la vida si en lugar de estar ahí, estaría en el balcón de mi departamento, solo observando como se iluminan los otros edificios y como se oye el ruido de autos sobre la calle que también veo.
Y pienso, ¿Cuántas personas son las que están muriendo justo ahora?, ¿Cuántas están naciendo justo ahora?, ¿Cuántas celebran su cumpleaños y cuántas se están embriagando?, vomitando sobre las calles. Aunque pienso; no, es muy temprano para que estén ya los borrachos vomitando, pero nunca faltan los amanecidos. Así que agrego a la lista de personas las que no han dormido durante la noche anterior, bebiendo, trabajando, o quizás despiertas porque son las personas que acompañan a las que están muriendo, las que murieron la noche anterior.
Ahora me vestí, pijama de polar, pantalón rosado y chalequito morado. Polera de tiritas rosa. Hace frío.
Entonces vuelvo al balcón del departamento, ese que tiene plantitas al rededor y la vista hacia los demás iluminados. Y tomo mi computador, y escribo.
Escribo acerca de la cantidad de personas que están haciendo su vida ahora mismo, mientras yo estoy sentada, viendo al cielo y el mismo pedazo de azul con tres estrellas que se ve desde la banquita negra de mi patio.
Y pienso, uh, que lástima que hayan roto mi carcasa, con lo que me tardé en pintarla. Así que decido quitarle toda la pintura y hacer una nueva.
Entonces pienso también en él. Y lo veo caminando hacia mí en el balcón, con la mirada preocupada. Hace frío y desde hace rato que no le digo nada.
¿Qué haces aquí afuera? Pregunta.
Y le respondo que no siento nada. No siento felicidad, tristeza, enojo. Solo vacío. E imaginando que tengo todo por lo que las personas se esfuerzan años. Un hogar, alguien que me ame, y estoy completando mis estudios. Voy a ser doctora en un par de años.
Le repito que no siento nada, solo vacío. Y me suelta uno de sus discursos motivacionales que a pesar que los odio. Amo que vengan de él. Y amo que dedique su tiempo en pensar en algo dulce para mí. Para hacerme sentir algo.
Entonces creo que siento. Y siento que lo amo. Y sí, lo amo.
Y vuelvo al picito o pisito negro de mi patio. Y me encantaría que todo esto estuviera pasando ahí. Ahora. A pesar de el miedo que siento de que se haga realidad, tenerlo todo y no sentir, deseo que se haga realidad. Porque así podría tenerlo aquí conmigo. Podría decirle, estoy pensando mucho, ven dame un beso. O simplemente ir a dormir con él a mi lado.
Entonces regreso a mi habitación.
Pijama de polar. Pantalón rosado, chalequito morado, polera de tirtitas rosa.
Me rasco la nariz y ya no sé que más escribir.
Creo que es momento de que responda su mensaje, porque sé que está ahí. Esperando.
Y tal vez lo llame.
Me escuecen los ojos, así que los toco un poco y ya voy a apagar la luz.

Pensamientos De Una Noche Fría.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora