El torso de Camus estaba cubierto por una de sus llamativas y flojas camisas; esta vez una verdosa con un colorido estampado floral, con los puños doblados hasta sus codos, su cuello también ordenado y un par de botones desabrochados. Los tatuajes de sus piernas estaban tapados por unos vaqueros negros con algunas rupturas que los dejaban a la vista, también llevaba unas deportivas negras.
Así es, su cuerpo estaba prácticamente cubierto por tatuajes, la única zona que se salvaba era su rostro y cabeza en general. También varios piercings adornaban su cuerpo; sus orejas estaban repletas aunque no los solía utilizar todos a la vez, y menos en noches de luna llena. Su nariz estaba también adornada por ellos, como su abdomen y su lengua que, además de presumir de dos bolas plateadas (falsa plata) estaba cortada a la mitad formando una lengua bífida.
Ante aquella increíble vista, Mark se sentía un poco intimidado. El rubio también era alto y tenía tatuajes, su cuerpo musculoso y cabello largo le daba un aire de leñador o motociclista. Casi siempre, antes de conocerlo realmente lo tachaban de un mal tipo, aunque en realidad el rubio, a pesar de dedicarse a la caza, era una persona muy amorosa y amable.
"Bueno..." Sintió que su garganta picaba al no tener respuestas, Camus le había dejado casi sin palabras.
Generalmente Mark no era un hombre que se quedaba callado tan fácilmente, pero toda la apariencia del contrario comenzaba a dejarlo como un estúpido. Era como estar hipnotizado. Trato de encontrar en su mente una respuesta divertida, o algo para impresionarlo, pero se lo quedo mirando en silencio con la boca ligeramente abierta.
"Los tipos como yo hacemos muchas cosas." Termino por decir para luego querer golpearse la cabeza contra la pared.
El cazador no tenía experiencias con hombres a pesar de estar interesado en ellos. Tampoco sabía hasta donde podía avanzar con Camus teniendo en cuenta que no tenía ni la menor idea de quién era y cuáles eran sus límites. En otras palabras, Mark estaba jodido si su intención era ligar esa noche.
Se paso una mano por la barba mientras trataba que la vergüenza que estaba experimentando no se demostrara en su cara. Ni siquiera tenía unas cervezas para invitarle. De hecho, no tenía nada en la heladera. Tendría que haber ido al supermercado antes de ir allí.
No se le ocurría nada, estaba completamente bloqueado. Era casi gracioso de ver, seguramente si su ex prometida estuviera allí se estaría riendo a carcajadas. O sus amigos. A Mark siempre lo habían catalogado como un seductor nato ¿Y ahora? ¿Enfrente de ese hermoso tipo? Nada.
"Ir de compras es una de ellas." Comento de repente el rubio, sintiendo que las orejas le ardían de la vergüenza. "¿Tienes un auto? Si me llevas a la ciudad podríamos comprar algo que te guste, yo invito. Soy buen cocinero." Prometió el mayor tratando de remar la situación en la que se había metido.
Mark estaba quedando como un completo perdedor. Esperaba que Camus al menos se riera de él.
¿Estaba tratando de coquetear con él? ¿Le interesaba? Porque si era así estaba de suerte; el lobo parecía estar de humor, además, pese a que Mark no entraba en el prototipo de "hombre apuesto" para él, parecía haber logrado calar en el interés del más joven que no sabía si hacerse ilusiones, jugar su mismo juego o rechazarle.
Podía oler la inquietud escondida en su cuerpo, sus ojos le miraban con una cruel simpatía, como si Mark fuese un completo nulo a la hora de ligar. Agitó suavemente su nariz, apestaba a nerviosismo y no se podía creer que eso le estuviese impulsando a besarse con él ahora mismo en el sofá; por suerte no era así, el mayor tendría que ganárselo ya que Camus estaba en la situación de poder; tenía las mismas ganas que él, pero su respuesta sería la definitiva. Podía ver que el grandullón, o bien era alguien realmente tímido o quería evitar usar una cama tan grande y solitaria como la suya.
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Marcado por el enemigo ©
Manusia SerigalaDoel es un pueblo belga conocido por ser "un lugar fantasma". Lo que la gente no sabe es que allí habitan tranquilamente los licantropos hace siglos. Cuando un cazador experimentado se muda a Doel para seguir sus sueños, la población se siente amena...