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Resultó ser que Keiji conocía a Hatsumi porque había sido su compañera de curso en la secundaria, el último año. Quise enojarme con mi amigo por no hablarme de ella, pero luego recordé que no había hablado de aquella chica de la tienda de discos con absolutamente nadie, aparte, era casi imposible que hubiéramos coincidido antes, pues aunque Keiji era un buen amigo mío, y aparte mi vecino, no habíamos ido juntos a la secundaria. No había sido hasta el instituto que habíamos coincidido en la escuela y hasta en curso, y de pronto, ahora me encontraba en el mismo curso también con la chica con la que había soñado y fantaseado tanto el último año ¡y uno de mis amigos la conocía!

Fue un tanto vergonzoso también, pues yo no me había molestado en disimular para nada lo mucho que me gustaba Hatsumi, era imposible para mi, cada que la veía era como si encendieran una lampara en mi cara...siempre quedaba deslumbrado ¿era normal sentirse así de enamorado en tan poco tiempo? No lo sabía, pero lo que si sabía, es que estaba dispuesto a estar con ella...pasara lo que pasara.


El que Keiji fuera su amigo, me ayudó mucho también, pues pronto comenzamos a coincidir bastante en los almuerzos, en los trabajos de equipo...y poco a poco comencé a conocerla, a saber más de ella y a descubrir cada una de sus facetas, sobra decir que todas esas facetas me encantaron. Descubrir, por ejemplo, que le gustaba el jugo de fresa pero detestaba el de moras, o el que le gustaba usar lapices de colores para hacer los apuntes, que era una excelente oradora y no le daba miedo hablar frente a miles de personas, o que no utilizaba nada de maquillaje más que una tinta rosada que era su favorita, o que le gustaba pintarse las uñas aunque en la escuela no lo permitieran, o que odiaba comer pimiento verde, pero si el pimiento era rojo o amarillo estaba bien, o también que le gustaba cantar, dibujar y jugar al voleibol aunque era pésima jugandolo, o el hecho de que se había transferido de escuela porque a su padre lo habían cambiado de zona de trabajo...todas esas pequeñas cosas, me hacían quedar todavía más y más prendado de ella...cada vez más y sin poder evitarlo, fui cayendo a sus pies, irremediablemente enamorado. Si su físico me habían atraído a tal punto de no olvidarla durante tanto tiempo, al conocerla, y conocer lo que escondía su mente y su corazón, supe que no podría escapar de ella...y que tenía que hacerle saber mis sentimientos, tarde o temprano ella lo sabría.



Había llegado a aquella resolución a mitad del año, pero aquel día era el último día del curso y yo ni siquiera me había animado a hablar de mis sentimientos con Hatsumi ¿cómo es que el tiempo pasaba tan rápido? ¿A donde se había ido aquel año completo? ¿De que manera? Y yo haciendo el tonto sin confesarme...ya sabía de varios chicos que se le habían confesado, como no, era la niña más guapa del curso entero, y yo seguía ahí, simplemente mirándola y pareciendo un tonto cada vez que hablaba con ella. Estaba en la azotea, después de la ceremonia de graduación del segundo año y veía hacia abajo del edificio, viendo como todos los alumnos se marchaban a sus casas, los rezagados eran los de tercero, pues ellos ya no volverían el próximo curso, como nosotros...ellos ya tenían otros caminos que seguir en sus respectivas universidades. Observaba un par de familias que se hacían fotos en los jardines de la escuela, pensando en qué momento podría confesarme a Hatsumi y si sería lo correcto después de tanto tiempo siendo amigos ya, cuando escuché como la puerta de la azotea del edificio se abría, me giré y pude ver a Hatsumi allí, sonriéndome mientras se sujetaba la falda del uniforme hacia abajo, pues el viento era algo fuerte allí arriba. A mi, como siempre, se me paralizó el corazón al verla, pero pude sonreirle un poco y devolver el saludo.

—Eh Yuzu...¿que haces aquí? Te vi desde allá abajo y decidí que vendría a ver si no estabas planeando algo extraño— Ella se acercó a mi con una sonrisa, todavía sujetándose la falda con una mano y se detuvo a mi lado, recargando los codos en el barandal de la azotea, mirando también hacia abajo —¿Algo extraño? ¿Cómo qué?— Reí, pues no podía imaginar que sería "algo extraño" en aquella bonita mentecita suya, y al ver como seguía tomando las orillas de su falda con las manos, aún recargada del barandal, me apresuré a quitarme el saco del uniforme de la escuela, para después amarrarle las mangas alrededor de la cintura, haciendo que la parte trasera de aquella prenda le cubriera las piernas, ella levantó la mirada y me miró, de pronto estábamos demasiado cerca y podía sentir la respiración ajena en mi rostro...olía a fresas. Avergonzado, me apresuré a alejarme de ella, mirando de nuevo hacia abajo, centrando mi vista en una de las familias que había estado mirando antes.

—Gracias— Le escuché decir en voz baja, la miré de reojo y pude ver como ella ahora también miraba hacia abajo, hacia los jardines, desvié la mirada de nuevo y suspiré...¿de verdad podría declararme ahora? ¿Y que si lo arruinaba todo? ¿Que pasaría si a ella yo no le gustaba y simplemente arruinaba nuestra amistad? Suspiré de nueva cuenta y me quedé con la cabeza baja, mirando hacia ningún lado en realidad, después de unos minutos en silencio, la miré de reojo solo para desviar la mirada una vez más luego de ver como parpadeaba y sus pestañas acariciaban la parte inferior de sus ojos con suavidad.


—No me gusta esa costumbre tuya Yuzu...de mirarme de reojo solamente, pensé que siendo amigos se te quitaría eso, pero parece que seguimos en aquella tienda de discos ¿no te parece?— Yo abrí los ojos como platos y me giré hacia ella, ella también me miraba ahora, con una sonrisita de suficiencia que me quitó el aliento...¿ella me recordaba? ¿desde la tienda de discos? ¿Cómo? —Hatsumi...tú...pero...— Entonces ella comenzó a reír y desvió la mirada otra vez, esta vez fue ella quien suspiró —¿Creíste que no recordaría al chico guapo que no dejó de mirarme en una tienda de discos mientras escuchábamos Art of Life?— Me miró de nuevo, de nuevo esa expresión de suficiencia, como si me estuviera preguntando con la mirada "¿de verdad me crees tan tonta?". Yo tragué saliva y miré hacia otro lado de nuevo, sintiéndome sobrecogido. Escuché un nuevo suspiro de Hatsumi y eso me hizo sentir extraño...como un inútil que no era capaz de tragarse el miedo y confesar sus sentimientos, aunque estos fueran de lo más evidentes. Respiré profundo, muy profundo, tanto que sentí un poco de dolor en los pulmones, y luego, dejé escapar todo el aire, al mismo tiempo que me giraba hacia Hatsumi. Ella también se giró y me miró a los ojos, esta vez, yo no desvié la mirada —Me gustas Hatsumi— Ella me miró sin decir nada por al menos un minuto entero, y yo pude sentir como me sudaban las manos, luego de un momento que me pareció interminable, ella sonrió y asintió con la cabeza una vez —Lo sé Yuzu...a mi también me gustas, mucho—

Mis piernas se volvieron de gelatina y parpadee un poco, sin creer realmente lo que había escuchado. Sentí algo en el pecho, algo que nunca antes había sentido y supe entonces que de verdad me gustaba, no solo eso, la quería, y mucho...deseaba verla sonreír todos los días, y que el motivo de esa sonrisa fuera yo, deseaba verla a mi lado...feliz y plena, quería compartir sus días, sus noches, quería poder hablar de ella y decir que era mi novia, quería todo eso...y sabía que para lograrlo, debía deshacerme del miedo. Tratando de ser muy cuidadoso, le tomé de la mano, y aunque no era evidente, yo sentía como si mi cuerpo entero estuviera temblando, simplemente con ese roce de su piel, con la forma en que sus dedos también envolvieron mi mano, ella nunca dejó de mirarme a los ojos, y por primera vez, yo también la miré, y me perdí en los ojos de ella...dejé que me envolvieran y que me llevaran al centro de su alma, cada vez más y más cerca de ella.

Unos segundos después, mis labios rozaron los de ella y por primera vez en la vida, me sentí feliz. Estaba besando a la chica de mis sueños, con la que había soñado por tanto tiempo, con la que había compartido ya tan buenos momentos hasta ahora...la estaba besando, y supe entonces que no volvería a mirarla de reojo, la miraría de frente, a los ojos y tomaría su mano todos los días, quería que aquello fuera así, para toda mi vida, por siempre.

❛  𝙎𝙞𝙚𝙩𝙚 𝙖𝙣̃𝙤𝙨  ❜  ● ● ● 〘 𝚈𝚞𝚣𝚞𝚛𝚞 𝙷𝚊𝚗𝚢𝚞 〙《TERMINADA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora