c i n c o

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Los primeros meses, me sumergí en esa sensación de entumecimiento que me había invadido desde que Hatsumi y yo habíamos terminado nuestra relación. Salía, me divertía, conocía nuevas personas, era como si nada hubiera cambiado, pero en cuanto llegaba la noche y me quedaba yo solo con mis pensamientos, podía sentir que algo faltaba...como un vacío, como algo que no me dejaba ser del todo feliz aún. Pensé que ese sería el "dolor" del que todo mundo me había hablado, y pensé que se me pasaría, pero con el paso de los meses no hice más que descubrir que solo empeoraba.

Era como si cuando Hatsumi y yo nos separamos, mis emociones se hubieran convertido en un bloque de hielo, de esa manera no podía sentirlas, no podía experimentarlas, pero conforme pasaba el tiempo, esas emociones se estaban descongelando y estaban dejando ver la realidad de lo que estaba sintiendo. Me di cuenta cuando una noche, luego de pasar una estupenda noche con mis amigos, había llegado a casa, me había cambiado y acostado en la cama, y en menos de dos minutos mis mejillas ya estaban llenas de lágrimas. ¿Por qué? Ni siquiera podía entenderlo, esa noche lloré como un bebé, y el único rostro que venía a mi mente era el de Hatsumi, el nombre que pronunciaban mis labios entre sollozos era el de Hatsumi. Fue entonces cuando me di cuenta de lo mal que me sentía, del verdadero dolor que me embargaba, me había ocupado tanto de ser indiferente, de tratar de no sufrir, que ahora que me lo estaba permitiendo, queriendo descubrir de verdad si tenía esos sentimientos, estos estaban llegando en olas desgarradoras que me golpeaban y me dejaban sin respiración.

Comencé a adelgazar, y para mitad del año yo pesaba ya seis kilos menos de lo que había pesado antes, ya no salía tanto con mis amigos y prefería quedarme en casa, mirando mi teléfono esperando algún texto o alguna llamada de ella...¿por qué había sido tan tonto? ¿por qué había dejado que se fuera de mi lado? ¿por qué había sido tan indiferente con ella? Si podía sentir en mi corazón que todavía la quería...lo había sentido ese día, entonces ¿por qué no había hecho nada? El arrepentimiento y los reproches llegaron también y esto no hizo más que bajarme más el ánimo, cuando me di cuenta de lo idiota que había sido, solo quise encerrarme en casa y enterrarme a mi mismo en mi dolor. Shoma y mi hermana Saya fueron un poco las cuerdas que me mantuvieron a flote, cuidando que mi sanidad no se fuera por el caño. Y entonces, después de navidad, recibí un mensaje de ella.

Me deseaba felices fiestas y me deseaba buena fortuna en el año por venir, me preguntaba si algún día podríamos vernos y si me estaba yendo bien. Yo contesté con el corazón en la mano, pues era la primera vez que nos escribíamos luego de haber terminado, le dije que estaba bien y también le desee lo mejor a ella, y hablamos un poco más, como si fueran los viejos tiempos, pero después ella se tuvo que ir y yo quedé sintiéndome aún más miserable. Si, dije que sería su amigo, pero ¿así se iba a sentir cada vez que tuviera que enterrar mis sentimientos y fingir que todo estaba bien y que estaba de acuerdo en aquel arreglo al que habíamos llegado? Si iba a ser así de doloroso cada vez, no estaba seguro de querer hacerlo...¿sería más sano cortar de raíz aquella amistad que ahora formábamos? Al plantearme este pensamiento, me vi a mi mismo como un adicto...porque sabía que dolería, sabía que seguir en contacto con ella y conservar su amistad iba a doler cada vez más, pero también pensaba en dejar de saber de ella de verdad, de sacarla de mi vida de verdad, y el pensamiento era insoportablemente doloroso. Recordaba a menudo cuando la había conocido, en aquella tienda de discos, cómo había pensado que ella era la chica más hermosa que hubieran visto mis ojos...lo seguía pensando hasta ese momento. Recordaba también a menudo cómo me había sentido al verla entrar al salón de clases, cuando ella se transfirió de instituto, como el corazón me había saltado desbocado en el pecho al verla, al ver su sonrisa...¿de verdad ya habían pasado cinco años de eso? ¿a donde se había ido el tiempo? ¿A donde se habían ido todos esos recuerdos, la primera vez que la había besado, la primera vez que se habían tomado de la mano, la primera vez que se habían dicho "te amo", la primera noche juntos...? Era increíble que esas cosas permanecieran allí...pero ella ya no.


En abril fui yo quien le envié un mensaje a ella, preguntándole cómo estaba, y para mi gran sorpresa, recibí una llamada suya como respuesta. Me explicó que estaba haciendo unas cosas en su nuevo trabajo ahora y que por eso no podía escribir por mucho tiempo, pero que no había problema con hacer llamadas. Diez minutos, nuestra llamada solo duró diez minutos, pero fue un bálsamo para mi, pues escuché su voz, escuché su risa...y las palabras prohibidas estuvieron a punto de escapar de mis labios por primera vez. "¿Te gustaría regresar conmigo?". No...no quería que fuera así, no quería que fuera por teléfono. Si quería regresar con ella, haría las cosas bien.

Fue a partir de allí cuando comencé a de verdad plantearme la idea de ir por ella, de ir a Tokyo, disculparme y suplicarle de rodillas que volviera conmigo de forma un poco más realista y seria, la amaba, no podía negar eso, había sido estúpido dejarla ir, también eso estaba bastante claro. Y justo me encontraba en aquella linea de planteamientos, cuando uno de mis mejores amigos, Shun, me invitó a su fiesta de cumpleaños. Yo acepté ir porque era Shun, un amigo al que nunca defraudaría, aunque no me encontrara mucho en la situación para fiestas. En la celebración incluso, yo pensaba en cuando sería un buen momento para ir a Tokyo, o si al menos sería buena idea ir, todavía lo estaba considerando.

La música sonaba fuerte, las luces fosforescentes iluminaban los rostros de las personas que bailaban en la pista, y yo solo podía ver al vacío mientras sujetaba en la mano un vaso con una cerveza que ni siquiera había empezado a beber. Entonces, Shun se acercó a mi, me hizo una seña con la mano y me señaló a la chica que iba con él, a su lado. Era una chica bastante bonita, de cabello largo y negro, lustroso, mejillas rechonchas que le daban un aire adorable y ojos redondos y grandes

—¡Eh Yuzu! Te presento a Rika, es una buena amiga mía, Rika, él es Yuzu—

Ella se inclinó un poco a modo de saludo —Un gusto conocerte, Yuzu-san— Y entonces, Rika sonrió. Sus ojos se convirtieron en dos finas y adorables lineas y su sonrisa me hizo sentir algo extraño en el pecho...como si mi corazón hubiera dado un salto al verla sonreír.


El viaje a Tokyo, Hatsumi y cualquier idea de reconciliación pasó a segundo plano gracias a esa bonita sonrisa, la sonrisa irresistible de Rika Kihira.

❛  𝙎𝙞𝙚𝙩𝙚 𝙖𝙣̃𝙤𝙨  ❜  ● ● ● 〘 𝚈𝚞𝚣𝚞𝚛𝚞 𝙷𝚊𝚗𝚢𝚞 〙《TERMINADA》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora