Ser la dueña de una cadena de librerías no la hacía sentirse particularmente afortunada. ¿La razón? Solo vendían libros sobre viajes turísticos y geografía, algo que a las personas de pleno siglo XXI no les interesaba demasiado. No es que amara la idea de dedicarse a ello, pero su abuelo antes de morir le había heredado su legado diciendo que "el negocio debía continuar", como si con ello le asegurara que su economía iría bien. Tampoco era que viviera mal, pero lo que hacía no llenaba su vida en absoluto.
Estar pendiente de administrar las librerías a lo largo de Francia no era tarea sencilla, pero al menos amaba su pequeño y mágico pueblo. En Rocamadour nunca pasaba nada interesante -a excepción de agosto, con las peleas al estilo medieval y los turistas llenando cada espacio del pueblo menos su librería-, podía vivir tranquila, lejos del bullicio y con una linda vista al mar desde su alcoba, pero sus sueños y aspiraciones siempre habían estado allá, en la lejanía del mar. Viajar y recorrer cada pequeño rincón del mundo era algo que la hacía suspirar cada noche antes de irse a dormir. "Algún día" se repetía pensando en lo mucho que escribiría cuando eso ocurriera.
— Solo un poco más y podré comenzar a ahorrar para mis viajes — se decía cerrando los ojos antes de entregarse al descanso.
Su hermana mayor también vivía con ella, pero por cosas de estudio y falta de tiempo jamás coincidían demasiado; Nojiko tenía una vida llena de eventos y amistades, cosa que Nami en algún momento de su vida envidio.
— Señorita Nami, ¿supo que el próximo mes comenzarán a grabar una película sobre el medievo aquí en el pueblo? — le comentó un día su ayudante, Kaya, terminando de quitarle el polvo a los estantes.
— ¿Es así? Con razón la gente andaba más agitada de lo normal — contestaba la pelinaranja quitándole importancia al asunto. ¿Qué más daba? El que grabaran una película no haría que de pronto la gente se interesara por sus libros.
— ¿No le entusiasma? ¡Podremos conocer actores famosos! Y quién sabe, quizás alguno se fija en usted... ¡O en mi!
— Kaya, ¿estuviste viendo tus telenovelas románticos otra vez? Esas cosas no suelen ocurrir en la vida real. Solo detrás de la pantalla podrás ver esas historias melosas en las que el tipo guapo y rico se fija en una simple mortal.
— Veo que está bastante desencantada del amor, pero no se preocupe, tengo un par de series que la harán cambiar de parecer. Y no se atreva a hablar mal de las telenovelas que miro, debería verlas conmigo, seguro la hacen perderse un poco de sus preocupaciones.
— No te preocupes por eso, estoy bien así, te tengo a ti para contármelos... Traeré el almuerzo, ya vuelvo — y cortándole el tema al instante, salió de su pequeña librería en dirección al restaurante en el que solía comprar la comida cuando no tenía ganas de cocinar.
— ¡Nami! Hace días no veía tu bello rostro por aquí, al parecer has estado incursionando más en la cocina — le decía el cocinero, preparando sin un instante de quietud algún pedido.
— Algo así... Digamos que estoy intentando hacer de chef más por sobrevivencia que por amor a la cocina — bromeó ella, mirando el menú en vano; sabía lo que pediría para ambas.
— ¿Quieres que te prepare lo de siempre? — preguntó el chico, volteando para regalarle una mirada coqueta.
— Así es... Y ya deja de hacer eso, tu esposa se enfadará y no quiero ver otra vez cómo te golpea con la sartén — mencionó sentándose en la barra del restaurante para apoyar la mejilla en la palma de su mano.
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Entre letras y amores
FanfictionPara Nami, ser la dueña de una cadena de librerías no la hacía sentirse particularmente afortunada. ¿La razón? Solo vendían libros sobre viajes turísticos y geografía, algo que a las personas de pleno siglo XXI no les interesaba demasiado, pero ¿qué...