𝟏𝟑

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—  compró  un vuelo a Tokio, Japón, a las 9:30 am — dijo Taehyung leyendo la pantalla del celular de Yoongi.

— acaba de despegar, maldita sea — dijo enojado — espera... —
sonrió — Hoseok está de vacaciones en Tokio ¿recuerdas? —

El grisáceo sonrió al escuchar eso.
Y el rubio tomó su celular para marcar el celular del recien nombrado.

— ¿Hoseokie? — Dijo haciendo la voz fina.

— Hola Jimin, que raro que me llames... déjame adivinar... necesitas que te haga un trabajo — dijo Hoseok detrás de la línea.

— Si lo dices así parece que soy un interesado, pero sí, estás en Japón ¿verdad? — preguntó.

— Sí ¿Por qué? — contestó.

— Necesito que vayas lo antes posible hacia el aeropuerto de Haneda, y sigas a Yoongi, hasta que yo llegue allá —

— ¿Seguirlo? Que pereza — contestó el mayor.

—¡Vamos! Te pagaré bien — suspiró.
— tú sabes que siempre te pago a tiempo, no te puedes quejar —

— esta bien, lo haré — bufó.
— ¿pero cómo? ¿se te escapó el ratón, Park?— dijo con risa burlona.

— luego te digo bien, ahora estoy ocupado — el rubio cortó la llamada.

Yoongi salía del aeropuerto felizmente, su vuelo había sido tranquilo y relajante, se sentía libre

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Yoongi salía del aeropuerto felizmente, su vuelo había sido tranquilo y relajante, se sentía libre. Pero su sentimiento no lo describiría libre totalmente, no quería confiarse.
Mientras caminaba se dirigía hacia un cibercafé para, descansar un poco y comprar otro vuelo.

Él estaba lo más tapado posible, con lentes de sol, cubre bocas, gorra, pero por alguna razón se llevaba una que otra mirada.

Supo que al entregar el pasaporte ya sabrían donde se encontraba la desaparecida celebridad y que no tardaría en aparecer en las prensas locales.

No sabía con exactitud cuánto tiempo estuvo secuestrado pero calcularía un mes aproximadamente, no fue suficiente tiempo para Jimin, pero para Yoongi fue una eternidad, un infierno cada día.

Hoseok tal y cual como Jimin le había pedido, estaba siguiendo al pelinegro, mezclándose entre la gente que entraba y salía del aeropuerto pero perdió de vista al idol entre la multitud.

Yoongi caminaba hundiéndose en sus miles de pensamientos de acontecimientos que estaban por venir ahora que estaba  caminando entre la gente, se llevaba miradas, no pasaban ma que eso, hasta que sintió que alguien se chocó con él.

— Lo siento — dijo el pelinegro, pero al levantar la vista vió una cara conocida.

Era aquél chico que estaba en el auto cuándo Jimin lo secuestró.

— no... — pensó el pelinegro atemorizado y desesperanzado.

Empezó a caminar rápido, tratando de mezclarse entre la multitud y huir lo más rápido posible, sabiendo de que aquel hombre lo estaba siguiendo.

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