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El día que terminamos:

Reí ante el día que se convirtió en una de nuestras primeras aventuras. Despertamos cerca de las diez de la mañana un sábado ocho. Mi hermana tocaba a mi puerta si todo estaba bien. Ella sabía que yo despertaba temprano incluso en los días de descanso.

Asustados, nos miramos entre sí, y tú sin ropa saliste con cuidado por la ventana. Tuve que ponerme mi pijama que llevaba puesta anteriormente.

Todo estaba en orden, te mandé un guiño mentalmente.



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El día que terminamos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora