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Taehyung estaba alistando sus útiles, guardando su ropa de deportes en un bolso aparte. No era amante del deporte, pero se defendía. Ese día, en sus clases de deporte tendrían una pequeña competencia de resistencia, así que se sentía un poco ansioso.

—Gracias Abu— le dio un beso a su abuelita tomando el almuerzo que le había preparado y una tostada, pues no le daba tiempo para acabar con todo el desayuno.

—Cuídate mucho, mi pequeño ¿sí? — pidió su abuelita, como todos los días.

—Sí, no te preocupes, siempre llevo esto— Tae le mostró el amuleto que le había dado hace tiempo, para que su abuelita estuviera más tranquila.

Salió corriendo pasando por la casa vecina esperando por Jimin.

—Vamos que se nos hace tarde — Tae le pidió a Jimin que estaba tardando mucho en cerrar la puerta de su casa.

—Ya estoy, tranquilo, ¿por qué tanta prisa?— preguntó mientras empezaron a correr hacia la casa de Jungkook que se encontraba unas cuantas cuadras más abajo.

—Por nada en especial, sólo que hoy será nuestra prueba de resistencia y quiero practicar— respondió con simpleza

—¿No crees que ya hemos practicado más que nunca porque casi todos los días nos vamos corriendo al colegio? Siempre andamos sobre hora— rió Jimin haciendo que Tae también estallara en risas, pues tenía toda la razón. Ellos eran expertos en correr largas distancias porque eran unos dormilones, y eso les llevó a mejorar sus habilidades para correr.

—Algo bueno teníamos que haber logrado— respondió Tae entre risas llegando ya a casa del menor, quien ya los estaba esperando fuera, como siempre con el ceño fruncido por su retraso.

—No tienen remedio, por su culpa casi siempre llegamos corriendo al colegio— Jungkook reclamó uniéndose a la carrera con ellos.

—Lo sentimos, Kookie pero debes verlo como parte de un entrenamiento— Jimin le guiñó el ojo, seguido de la risita de Tae.

Llegaron al colegio del menor, y se despidieron de él para seguir corriendo al suyo, que estaba al lado.

A toda carrera ingresaron al curso, ambos apoyando las manos en sus rodillas aliviados por ver que el profesor aún no había llegado.

—Se salvaron por un pelo de rana— una voz resonó a sus espaldas. Ambos voltearon espantados, pues al parecer su profesor ya había llegado.

Yoongi veía a lo lejos como el menor de ese trío estaba solo en medio de ese gran comedor donde todos los alumnos llegarían en un minuto para devorar sus almuerzos

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Yoongi veía a lo lejos como el menor de ese trío estaba solo en medio de ese gran comedor donde todos los alumnos llegarían en un minuto para devorar sus almuerzos.

—Estás sólo, podría hacerlo ahora y nadie se daría cuenta— hablaba para sí mismo acercándose más a dónde estaba el menor —Pero tú ya estás perdido, ni siquiera me ves. Mejor ataco a tus otros compañeros, así te tendremos en el saco al fin — rió dejando el lugar en menos de un segundo.

Mi pequeño UnicornioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora