Capítulo 2: Chiaki

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Misaki se sorprendió al salir de casa y no encontrarse con Akihiko, pues aquella era la hora en que solían producirse sus encuentros. Algo decepcionado por no ver al mayor, decidió que no pasaba nada por llegar un poco tarde a la reunión y se quedó de pie en su portal mirando de un lado a otro con la esperanza de que apareciera el mayor.

Pasaron los minutos y Misaki no podía permitirse esperar mucho más tiempo, suspirando puso rumbo a su reunión con el club, sin saber que estaba siendo seguido por el amigo de su hermano.

Akihiko estaba intrigado, quería saber a dónde se dirigía el menor la mayoría de tardes, por lo que decidió que aquel día lo seguiría hasta dar con la respuesta. Observó como Misaki entraba en un edificio y luego se metía en una de las salas. Akihiko se puso a mirar los cuadros de las paredes que había en la recepción de aquel edificio, intentando disimular. Cuando pasaron unos segundos, Akihiko se dirigió al recepcionista.

- Perdona, ¿de qué es es el club de la sala cuatro? ¿Sabes si quedan plazas libres?- El recepcionista le miró durante unos segundos y rió suavemente.

- Es el club de los vírgenes. Los ukes despotrican de los semes y prometen no mantener relaciones sexuales.

- No jodas...- murmuró Akihiko fastidiado.

- Yo no me daría por vencido- le susurró el recepcionista-. Mi novio solía ser miembro del club pero me conoció y se enamoró de mí. Fue muy bonito, perdió la virginidad conmigo en el baño.

- No, no voy a rendirme- negó Akihiko-. Tú dime si quedan plazas que tengo una idea.



Misaki fue el último en llegar a la reunión. Pidió disculpas por la tardanza y se sentó en su sitio de siempre. Aquel día fue Chiaki el primero en hablar.

- Lo de Kisa me ha dejado pensativo, tal vez tenga razón. Tori me hizo daño pero no lo hizo conscientemente, él no tiene ni idea de lo que siento por él, de hecho, yo no lo supe hasta que me contó que se estaba viendo con un chico- dijo Chiaki-. Puede que la culpa haya sido mía, puede que si me hubiera dado cuenta antes de mis sentimientos...

- Tonterías- le interrumpió Ritsu-. Te contó con todo detalle su vida sexual con el otro, eso es maldad.

- No es el otro, es su pareja- le corrigió Chiaki cabizbajo-. Además, él no sabe que me gusta...

- Claro que lo sabe, probablemente lo haya sabido antes que tú- le dijo Ritsu-. Los semes tienen maldad, no intentes hacerle bueno.

- Exacto- asintió Shinobu-. Les gusta vernos sufrir.

- Los semes no tienen corazón- dijo Ritsu.

- Bueno, digo yo que habrá de todo- dijo Nowaki.

- Sabía que eras uno de ellos- Shinobu miró a Nowaki con desconfianza.

- No, no lo soy- negó Nowaki rápidamente.

- ¿Por qué no hablas con él?- le dijo Misaki a Chiaki con cierta timidez-. Creo que deberías decirle que te hizo daño al contarte esas cosas porque si no se lo dices, él no lo sabrá y continuará haciéndote daño.

- Misaki, tu inocencia es encantadora pero no se puede dialogar con el enemigo- le dijo Ritsu.

- Pero es su mejor amigo...

- Pero es un seme- dijo Shinobu a Misaki.

- Puede que sí deba hablar con él- asintió Chiaki pensativo y Ritsu le miró con seriedad.

- No cometas ese error, acabarás como Kisa.



Akihiko paró en una librería y compró dos libros que sabía que su amigo quería leer. Con su mejor sonrisa, llegó hasta la vivienda de su amigo y llamó al timbre.

El club de los vírgenes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora