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Finalmente, el día tan esperado llego. Terry se cambiaba en el ala oeste de la casa, mientras que Candy era arreglada en el ala Norte. Ella se encontraba realmente nerviosa, pero Annie y Patty trataban de tranquilizarla.

-Vamos Candy, trata de tranquilizarte, tenemos que darnos prisa- la reprendía Annie

-Lo lamento, es que no puedo creer que finalmente vaya a casarme con Terry

-Pues créelo, ya era hora de que fueran felices- expresaba Patty

-Ahora debemos darnos prisa- se apresuraba a decir Annie

Mientras tanto en el otro extremo de la casa...

-Pobre de ti Grandchester, mi hermana te traerá cortito- se burlaba Tom

-No lo pongas nervioso, además eso se lo tenias que decir cuando ya estuvieran casados- lo reprendía Albert-. Ahora no querrá casarse

-Pero si solo estoy diciendo la verdad y cuidado cuando este embarazada, se pone de un humor

-En eso Tom tiene razón, así que mejor vete preparando Terry

-Ya no lo pongan nervioso- los reprendía Archie-. Grandchester sabes que te llevas una joya y más te vale que cuides mucho a mi gatita, no querrás que te mate ¿verdad primito?

-Me ha quedado claro, querido primo- respondía con arrogancia

-Ustedes no cambian y presiento que aun siendo viejos siempre pelearan- expresaba Albert

-Grandchester es el que inicia- se defendía Archie

-Hijo me da tanta alegría saber que finalmente te vas a casar con la mujer que amas

-Agradezco tus palabras papá- por primera vez Terry lo llamaba así

-Bueno no nos pongamos sentimentales ahora- se apresuraba a decir Stear-. Hay una boda a la cual asistir ¿recuerdan?

Los caballeros partían hacia la capilla, mientras que las chicas ultimaban detalles con el arreglo de la novia. Eleanor le había entregado una tiara con diamantes incrustados, aquella reliquia pasaba de generación en generación y era una tradición otorgársela a la esposa de un primogénito y en esta ocasión Candy era la elegida, tras habérsela colocado, ambas mujeres se abrazaban, hasta que Albert interrumpía con la intención de llevarse a su hija hacia el altar. Todos los invitados ya ocupaban sus respectivos lugares, en primera fila del lado derecho se encontraban la señorita Pony, la hermana María y los niños. Terry se encontraba muy nervioso caminando de un lado a otro y Archie y Niel aprovechaban para embromarlo, hasta que El Duque los reprendió y tuvieron que adoptar su postura seria. La marcha nupcial sonaba y Terry se giraba para ver entrar al mas bello Ángel caminando del brazo de su gran amigo. Aquella imagen era ten sublime y sin duda sería una que recordaría por el resto de su vida. Albert entregaba a su pequeña a su amigo y con ello le pedía que la cuidara. El sacerdote iniciaba con la ceremonia religiosa. Llego el momento de decirse los votos matrimoniales.

Te amo y prometo hacerlo siempre

Que la sinceridad, el respeto, la pasión y el amor sean siempre los valores que sustenten lo nuestro

Por qué no necesitamos grandes cosas, por qué yo sólo necesito que tú estés a mi lado para ser feliz

Prometo que, en esta vida que nos espera juntos, estaré siempre a tu lado, siempre

Te amare hasta cuando me pongas de los nervios

Te prometo que nunca dejaré de admirarte, porque nunca dejaré de aprender de ti

has sido lo mejor que me ha pasado

El amor no es una emoción, sino un impulso, una necesidad, mi necesidad de estar a tu lado

En toda mi vida nunca he sido más feliz que ahora mismo como lo soy contigo

Tú eres mi compañera de vida, mi otra mitad, sin ti no soy nada

Amor es lo que siento cuando te miro a los ojos

Se acelera el corazón, comienzan los nervios y esa sensación de mariposas en el estómago

Ahora con este anillo le digo al mundo que eres la mujer de mi vida, aquella con la que quiero compartir el resto de mi vida, aquella que quiero que sea la madre de nuestros preciosos hijos y así mismo te juro fidelidad y amor eterno

-Yo Terrence Graham Grandchester, te tomo a ti Candy White Andrew como mi esposa, juro que siempre viviré para hacerte feliz- dicho esto le colocaba aquella argolla

· Prometo ayudarte a amar la vida, a tratarte siempre con ternura y a tener la paciencia que el amor requiere. Hablar cuando sea necesario y a compartir el silencio cuando no, a estar de acuerdo o no sobre los pasteles y a vivir en la calidez de tu corazón que siempre será mi hogar. No será fácil, será muy difícil. Y tendremos que esforzarnos todos los días, pero deseo hacerlo porque te amo. Quiero todo de ti, para siempre, tú y yo, todos los días. - Yo Candy White Andrew te tomo a ti Terrence Graham Grandchester como mi esposo, prometo serte fiel y amarte por el resto de mi vida- expresaba con voz entrecortada y le colocaba la argolla

· -Ahora por el poder que me es otorgado los declaro marido y mujer, ya puede besar a la novia- expresaba el sacerdote

· Terry tomaba delicadamente el rostro de su amada y la besaba con amor y devoción, todos aplaudían. Los ahora nuevos esposos salían de la capilla tomados de la mano saludando y posando para las fotos. Familiares y amigos los felicitaban. La recepción se llevo a cabo en el jardín de Lakewood, pues había sido decorado de manera tan magnifica, sin duda esta era la boda del año y de ensueño. Los esposos abrían el tradicional baile y acto seguido cada uno bailaba con sus respectivos padres y hacían el cambio. Terry deseaba escaparse con su amada y Albert comprendiendo la urgencia de su amigo le entrego una llave de manera discreta, indicándole que en la entrada un auto los esperaba. Terry no lo pensó ni dos veces y rapto a su ahora esposa, él condujo hasta una bella casa de campo, estaciono el vehículo y tal cual dictaba la tradición tomo en brazos a su amada y juntos ingresaron al que seria su nido de amor. Candy pudo reconocer aquella casa pues había sido la misma en la que había estado años atrás con Albert y sus animales.

· La habitación nupcial estaba bellamente decorada. Terry coloco con sumo cuidado a su esposa en aquella enorme cama y sin perder tiempo empezó a besarla con ternura, mientras acariciaba su cuerpo, el calor de ambos y la necesidad por volverá ser uno solo se hizo presente, los besos y caricias se volvieron más apasionados. Una vez que ambos estuvieron completamente desnudos se amaron con pasión y entrega total, como aquella vez en New York, sus cuerpos encajaban perfectamente, era como si hubieran sido diseñados el uno para el otro. Aquella noche no pudieron dormir pues ninguno tenia suficiente el uno del otro y se amaban de diferentes maneras y en diferentes lugares.

Tal vez algún día (minific)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora