Capítulo 2

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Llegamos al instituto, justo a tiempo, ya que al pasar las puertas de fuera suena el timbre que indica que empieza el examen. Vamos hacia el aula 19, donde el profesor espera con los exámenes en la mano. Tenemos una hora y media para acabar , ya que dispone de cinco hojas por delante y por detrás. Me da tiempo de cojer los apuntes y repasar el contenido, pero creo que eso no me servirá de mucho...

Julio, el profesor que imparte la materia, entrega un examen a cada alumno. No los giramos hasta que este acaba de repartirlos todos. A primera vista parece fácil, y poco a poco voy recordando todo lo que estudié ayer. Al cabo de una hora y media, lo entrego. Salgo de clase y espero a Jana que aún no ha acabado el examen. No tarda mucho, y cuando acaba, vamos al bar.

-¿Que tal te ha ido?- me pregunta.

- Bien, bastante bien... ¿Y a ti?- le digo sabiendo que no le ha ido muy bien.

- Bueno... Si apruebo, será un milagro.- sonríe con falsedad.

No le pregunto más, ya que sé que no ha podido estudiar, no correctamente. Después del divorcio de sus padres y la muerte de su querida "yaya Juana", no ha podido centrarse mucho en los estudios, y por tanto, ha bajado el rendimiento. Hago lo que puedo por ayudarla, tanto en los estudios, como mentalmente. Quedamos a menudo, para hacer deberes y estudiar, o para salir. Me duele mucho que esté tan apagada. ¡Necesitas un novio! Le digo siempre pero ella responde lo mismo: ¡y lo dice la señorita amigable!(soy algo antisocial).

Llego a casa. Mis padres aún no han llegado, pero me han dejado un plato de arroz a la cubana(para los que no saben que es, simplemente consta de arroz con tomate frito y un huevo frito también). Como. Cuando acabo, limpio por encima la casa, y luego, hago los deberes. Decido ir a pasear por el puerto un rato. Me abrigo bien y salgo de casa. Dejo el móvil, para desconectar del mundo. Yo y el mar. Solos. Voy al faro, a las piedras, y me quedo un rato sola mirando el mar, el horizonte, y todas las siluetas de los barcos que se ven. Son mas o menos las siete de la tarde, y los últimos rayos de sol, me tocan la cara, dándome el calor suficiente para ir sin abrigo. El cielo está naranja, un naranja especial que se mezcla con el azul del cielo, y el negro de la noche. Este es sin duda mi lugar favorito...

El lado oscuro de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora