Capítulos 6

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Por la mañana en despierto con un nudo en la garganta. He soñado que mi madre se enfadaba con mi padre y conmigo. Le decía que estaba loca, que tenía un problema mental. Ella me repetía una vez y otra que no podía aguantar, que lo que tenía era más fuerte que ella. Yo no paraba de repetirle que no estaba bien, y que no podía tratarla como mi madre, por su problema. Al final del sueño, se suicidaba.

Nunca en mi vida le haría eso a mi madre. Hablarle así, tratarla así, nunca podría ser tan cruel. Cuando me doy cuenta estoy una lágrima corre por mi mejilla. No me puedo contener, y empiezo a llorar en silencio. No quiero perderla. Por mucho mal que haya hecho, por muchas veces que me pegara bofetadas, nunca podría dejar de quererla. En fin, es mi madre...

Bueno, es sábado, y he quedado con Jana. Espero que mi madre se haya recuperado. Voy al cuarto de mis padres y abro la puerta. Mi madre está hechada en la cama. Con mi padre. Eso, más o menos, quiere decir, que ya no está enfadada. De no qual me alegro mucho. Voy a pegarme mi ducha matutina, si se puede decir así, ya que son las once y media. Cuando acabo, me visto, me maquillo y desayuno. Luego dejo un mensaje en el móvil de mi madre, diciendo que estoy con Jana y que no comeré en casa.

Me voy de casa. Llevo unos tejanos ajustados, un jersey de lana (muy calentito, por cierto) que me hizo mi abuela antes de...bueno, irse, y una bufanda a juego. En el bolso llevo el móvil, las llaves, dinero, y unos pañuelos (estoy algo resfriada). Jana está en el portal esperándome. Y también un chico, que no reconozco ya que está de espaldas.

- ¡Carol! ¡Por fin llegas! ¿ Cómo nos dejas aqui fuera con el frío que hace?- el chico se gira después de escuchar mi nombre. Mierda, es Andrés.

- Perdón, no era mi intención. ¿Que hace aquí Andrés?- pregunté mirándolo por el rabillo del ojo.

- ¡Oh! No te importará ¿no? Es que ayer le dije que íbamos a quedar, y le pregunté si quería venir.

- Yo, creía que lo sabías, si quieres me puedo ir. No pasa nada...

- No, total ahora ya estás aquí...- asintió con la cabeza.

¿Como pude decir eso? ¿Como pude decirle que se quedara? No tengo palabras.

Al final, el día no fue tan malo. Menos cuando Jana, se puso a hablar de Andrés. A cada cosa que decía, él se sonrojaba. Yo simplemente hacía ver que escuchaba, y me fijaba en la bella cara de aquél chico. Los ojos, la nariz, la comisura de sus labios.

Era muy guapo...¡¿Pero que se me pasó por la cabeza para decir tal tontería?!

El lado oscuro de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora