Capítulo 4

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Por la mañana,... bueno, esta mañana no es diferente de las otras. Me levanto, desayuno, me doy un baño, me visto, y salgo de casa para ir a buscar a Jana. La canción de hoy ha sido: Highway to well, como no, de AC\DC. Jana y yo, llegamos a clase. Después de que todos los alumnos entren, el profesor pide silencio.

- Ha llegado un nuevo alumno. Se llama Andrés.- toda la clase busca con la mirada al chico nuevo. Está en una punta de la clase. Tiene el pelo rubio y los ojos tan azules como el color del cielo.- Puedes venir y presentarte a la clase si quieres.- le dice el profesor.

Se levanta de la silla con lentitud, y se coloca la chupa que lleva sobre los hombros. Es delgado, y alto. Muy alto. Me debe sacar una cabeza pienso. Va hacia la tarima, a un paso muy tranquilo. Al llegar, apoya la espalda contra la pizarra con las manos en los bolsillos.

- Soy Andrés Romano. Tengo diecisiete años. Vivo en una gran casa en las afueras. Vengo de Córdoba, y me mudé aquí por el trabajo de mi padre. Vivo con mis dos padres, con mi hermano mayor, y con la criada.- al oír esa palabra, me quedo muda. Tenia una criada, solo alguien con dinero, viviría en una "gran casa" y encima teniendo una criada. ¿Quién es? Miro a mi amiga. Parece hechizada por "el nuevo". Le chasqueo los dedos frente la cara. La devuelvo a la realidad. Me hace un movimiento de hombros preguntándome porque le llamo la atención.

- Cierra la boca que vas a babear.- pone morros de niña pequeña y me evita la mirada. Se ha picado.

Suena el timbre. En seguida la gente va envolviendo al nuevo compañero. Hasta Jana. Yo me niego a que sea el centro de atención.Guardo mis cosas en la mochila, y lo miro una vez más antes de salir del aula. Me devuelve la mirada, y esos grandes ojos del color del mismísimo cielo se posan en los mios. Noto que me sonrojo, pero él es incapaz de apartar la mirada. Finalmente me voy.

El lado oscuro de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora