¡Que nervios, que nervios, que nervios! Hoy finalmente son las inscripciones a la U.A, me levanté más temprano e hice hot cakes para papá, para Sho-san quien se quedó a dormir ya que nuestra casa está más cerca de la escuela, y para mi... Pero yo soy lo de menos. Mientras cocinaba escuché los pasos del ojeroso llegando a la cocina.
— Mmm... Buenos días... — él se sentó y yo le serví su desayuno.
— ¡Buenos días! ¿Quieres café?
— Si... Tranquila, yo lo hago — se levantó y se sirvió café — ¿Nerviosa? — me acarició — Mejor dicho... ¿Cuando no estás nerviosa?
— ¡Sho-san! Por favor no se burle...
Terminé los hot cakes que faltaban, puse algunos en un plato y los demás en una bandeja junto a una taza de café.
— ¿Y eso?
— Ah... Es que le llevaré el desayuno a papá...
— Si hubiera sabido que nos llevarías el desayuno a la cama no me habría levantado...
—Mmm... De hecho solo lo habría hecho con papá...
— Luego el malo soy yo...
— ¡Es la costumbre! —tomé la bandeja y me dirigí a la habitación de mi papá, toqué la puerta y luego de escuchar la respuesta de mi papá pasé.
— Buenos días... — dejé la bandeja al lado de él.
— Hoy son las pruebas... — sentí su mano tomando la mía — Lo harás genial... Ahora sal así me cambio...
— Claro — le di un beso en la mejilla y me dirigí a Sho-san para encontrármelo durmiendo sobre la mesa — Será un día largo... — me dije a mi misma tras suspirar.
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Al llegar al examen escrito terminé al lado de un rubio con cara de pocos amigos... Me intimidaba bastante pero hice mi mayor esfuerzo para ignorarle.
— ¡BIENVENIDOS A MI SHOW EN DIRECTO! QUE TODOS DIGAN ¡HEY!
— ...
— ¡ME VIENE UN ESCALOFRÍO POR LA ESPALDA, OYENTES! DE ACUERDO EXAMINADOS... ¡OS DIRÉ CÓMO VA A IR ESTO! ¿¡ESTÁIS LISTOS!? ¡YEAH!
— ...
— ¡Oh Dios mío, es el héroe de tipo voz "Present Mic"! — dijo un chico de cabellera verde, parece que conoce a mi papá — Le escucho en la radio cada semana, esto es increíble, los maestros de la U.A son verdaderos héroes profesionales.
— Cállate... — habló el rubio cenizo — ¿Eh? ¿Se te perdió algo? — diría con un seño fulminándome con la mirada.
— ¡P-p-per-dón! — volvió a girar su cabeza sin decir otra palabra y me recorrió un ligero alivio.
