Jeon Jungkook, hijo único del rey de Busan, es un omega de carácter fuerte, valiente y un poco dócil. Cuando él cumpla los 18 años será coronado rey sin importar que no sea alfa pero en su camino conoce a dos alfas que le pondrán su mundo de cabeza...
Si su rápido palpitar no se equivocaba, el tal Min Yoongi era el alfa de sus pensamientos.
Tal vez no estaba usando la cabeza pero no le importaba. Bien, Gguk sabía perfectamente que no podía ir al pueblo sin la compañía de algún Guardia pero no lo pudo resistir. Él necesitaba agradecer al tal Min Yoongi por el regalo y también lo quería conocer, quería conocer a su alfa.
Ahora estaba cubierto por una gruesa túnica negra mientras caminaba sin rumbo alguno por las Bellas calles del pueblo, si los habitantes no lo quedaban viendo raro era por que ese día hacia un poco frío y todos estaban usando gruesas capas de tela para protegerse.
—Diablos, es más complicado de lo que pensé.—expresó.
—¿Qué hace aquí, su alteza? Un precioso omega no puede caminar solo por estos rumbos, aún más cuando se trata del futuro rey.
Y ahí estaba él, la inocencia pura siendo aquella que lo protege del abrasador frío, finos hilos de seda adornando su cabeza cual corona, dos agujeros negros atrayentes y el pecado mismo teñido de un color rojo.
Todo él era perfecto pero había algo distinto, algo que lo preocupaba y eso era aquella enorme cicatriz adornando uno de sus ojos.
—¿Qué te pasó?—preguntó mientras acunaba su rostro.
—Nada importante ahora que estas aquí.
—Alfa, déjame curarte esa herida.
—Déjame cortejarte, Omega mío.
—Hazlo con toda la pasión existente en este y en otros mundos.
—Lo haré siempre y cuando me des tu consentimiento.—prometió con un beso y el sol fue testigo del comienzo de ese amor.
Sólo espera que todo salga como lo había planeado.
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