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Me quedo sentada en el suelo, el oido se me agudizo, puedo escuchar todo unas 300 veces más cerca y mucho más claro. Encendemos el televisor e intentamos ver una película, pero me concentro muchísimo más en mis pensamientos que en lo que intentamos ver. Le pregunto cara tres segundos qué es lo que esta pensando, solo para saber si esta pensando lo mismo que yo, lo cual nunca pasara, pero aun tenia la curiosidad. 

-¿en qué estas pensando?- volteo e intento concentrarme en sus expresiones faciales pero mis pensamientos no están quietos, y siento que gritan.

-En nada, intento ver la película- Responde de la manera mas relajada de la vida, como si ya no sintiera nada al hacerlo. 

Luego de varios muy extraños minutos donde lo más importante para mí es intentar callar los mil pensamientos que vienen sin piedad hacia mí, Cameron saca un paquete de papas de limón. 

-Mira, prueba esto, le vas a encontrar un sabor diferente.- Hago lo que me pide y tiene razón, saben totalmente diferente. Debería sentir el acido limón, pero no es así, siento es más bien el sabor artificial de la papa. 

Mientras intento descifrar junto con las voces de mi cabeza el porque la papa cambio de sabor (las voces me comienzan a caer bien) escuchamos la puerta de entrada, no fue un estruendo pero sabemos que hay alguien en la casa. Cameron y yo nos volteamos a ver, él parece un poco desconcertado pero nada de que asustarse, se ve tranquilo. Entra una mujer mayor por la puerta.

-Cameron, y...- dice mientras me ve de arriba hacia abajo, analizando y examinando cada centímetro de mi cuerpo. Mientras eso sucede yo intento callar las voces para que ella no las escuche. 

-Ana, disculpe las molestias- Le extiendo la mano para intentar ser algo amable, hice mi mayor esfuerzo dadas  las circunstancias en las que me encuentro, pero la señora decide no estrechar mi sudada mano. 

-No Ana, si no son tantas las molestias podrías salir de mi casa por favor.- Sin que tenga que repetirlo dos veces miro a mi alrededor para asegurarme de que no se me queda nada y camino a la puerta, pensé que Cameron me acompañaría así que lo volteo a mirar. 

-Ya la escuchaste, quiere que te vayas.- Es lo único que responde, y eso hace que una de mis voces (las cuales ni por chiste se han ido y ya tienen tema de conversación debido al momento tan incomodo que tuve que pasar) diga "a este muchacho parece que lo educo un árbol". Tal pensamiento me hace reír, algo fuerte pero no tanto como para que la señora y el maleducado piensen que estoy loca. Estoy consiente, lucida, pero aun con efectos, cansada y con muchísimas ganas de llegar a mi casa, demasiado extraño ¿no? Decido tomar un taxi, no estoy lo suficientemente demente como para tomar trasporte publico. 

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⏰ Última actualización: Jun 29, 2020 ⏰

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Gritos silenciosos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora