Capítulo 7

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Seguía acostada en mi cama después de que Lena se fue, estaba agitada ¿y cómo no? Después de tan excitante escena con tan encantadora chica. Las escenas no salían de mi cabeza; los roces, los gemidos, sus labios, los besos, ella encima de mí, su cuerpo, su piel. ¡Me voy a volver loca sino consigo más! Probar a Lena es como probar el pecado, y a mí me encanta pecar.

El problema es cómo hacer para que ella caiga entre mis redes, para tenerla a mi merced. a mi poder. La quiero para mí, la quiero ante mí. Sé que suena egoísta; pero la quiero sólo para mí, después de haber probado esta pequeña escena necesito más, me dejó sedienta, ¡necesito más! No sé si es el alcohol que piensa por mí, por lo extasiada que estoy o qué carajos.

Escuché unos pequeños golpes en mi puerta que me sacaron de mis pensamientos.

—¿Pase?—contesté y pregunté dudosa, pues no sabía quién podía ser.

—Hola hermanita—dijo mi hermana abriendo la puerta.

Entró y se veía mal, se tambaleaba un poco.

—Alguien no se encuentra bien—dije en tono de burla cuando se acercaba a mi cama para sentarse en ella mientras se tambaleaba un poco.

—¿Trajiste a Lena aquí?—preguntó arrastrando un poco las palabras.

¿Debía o no decirle?

—¿Eso es asunto tuyo?—pregunté indiferente.

—Yul, es mi amiga, la quiero y sé cómo eres, no quiero que le hagas daño—dijo mirándome.

La miré por unos segundos y bajé la mirada.

—Sí, no es asunto tuyo, lo que pase entre nosotras es cosa nuestra—contesté—además, sabes cómo es ella, no es un ángel, sabes lo que hace, no la tomes por inocente—dije indiferente mientras me paraba de mi cama para tomar una pequeña lámpara de lava y observarla con detenimiento.

—Yulia, sé consciente de lo que haces.

—No estás consciente de lo que dices, estás mal. Sal de mi cuarto—contesté de la manera más calmada posible.

Volteé hacia Nastya y me dió una sonrisa extraña, se dirigió hacia mi puerta caminando de una manera torpe y salió de mi cuarto.

No me gusta que se metan en mis cosas. Lena puede hacer lo que quiera con su vida, Nastya no es nadie para estarla cuidando. Lena es un ángel físicamente, pero no actúa como tal, ella también tiene secretos y hará de su vida un despapaye.

Caminé hacia donde se encontraba mi celular reposando, lo tomé y le mandé un mensaje a Lena, en él ponía "no puedo olvidar lo de hace rato :(" y era tanta verdad. Las imágenes venían a mi mente. Recibí respuesta de su parte en segundos "Hay que volver a repetirlo", sonreí para mis adentros, al menos a ella le gustó. "¿Cuándo te parece bien?" envié toda emocionada con la esperanza de que me dijera un día en específico, pero mis esperanzas se vinieron abajo cuando en un mensaje de ella venía un "cuando tengamos la oportunidad" gruñí y pasé mi mano por mi cabello un poco frustrada. ¿Cuándo sería eso? ¿Tardaríamos? ¿Sería pronto? Odio que me dejen con la duda. 

Dejé mi celular en la mesita que tenia al lado de la cama. Tenía que quitarme las ganas, no me iba a quedar así...

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"Necesito verte, hace tiempo que no tenemos acción, me dejaste abandonado" leí el mensaje de Ivan. A decir verdad lo que pasó con Yulia me ha dejado con ganas de más, pero con ella, no con alguien más, pero no la podía tener en estos instantes, tenía que tener una liberación aunque sea. "Ven a mi casa ahora, mis padres no están" envié. Realmente mis padres habían salido y tenia la casa para mí sola. "Enseguida voy" no tardé mucho en recibir un mensaje de él. 

Sino era Yulia, iba a ser Iván. 

Algún día serás mía mi preciada Yulia...

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Llamé a Karla, necesitaba un alivio de estas ganas que tenía.

—¿Alo?—respondió el teléfono con su dulce voz.

—Hola Karla—contesté un poco nerviosa. La última vez las cosas no habían estado muy bien.

—¿Qué quieres Yulia?—preguntó indiferente.

—Te quiero a ti—contesté con un tono tierno.

—Estoy ocupada—respondió con indiferencia.

—Vamos Karla, en serio que te necesito, te quiero—dije lo más sincera posible.

—No Yulia.

—Karla, en serio, perdón por lo de la otra vez, sólo fue un desliz, no pasó nada. Lo siento—mentí.—Te necesito, necesito sentir tu cuerpo, necesito escucharte gemir, necesito tu calor, necesito tus labios, necesito tu sabor impregnado en mis labios.

—¿Vienes o voy?—preguntó con un tono de voz meloso.

—Yo voy, preciosa—ahuevo.

Fui hacia mi BMW, lo arranqué. Esta noche hay diversión.

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Tocaron el timbre y fui a abrir para poder encontrarme con mi novio; Iván. Estaba encantador como siempre, pero no se comparaba con Yulia. Miré sus ojos y estaban más obscuros de lo normal, en ellos se podía ver la lujuria, pero no eran como los de Yulia, en ellos me sentía admirada y eran seductores, no tenían comparación. Iván era sumamente atractivo, pero no a comparación de Yulia, se quedaba muy corto a su lado.

Sonreí, me dió un beso en la mejilla, el cual fue despacio, me tomó de las manos y las llevó a su cuello. 

—Te extrañé—dijo cerca de mi oreja.

Lo agarré de las mejillas volteándolo hacia mí y lo besé, lo besé como si fuera lo único que me quedara, lo besé con toda la pasión que tenía guardada por Yulia.

—Vamos a mi cuarto—le dije separándome un poco de él.

Bajó sus manos hacía mi trasero y lo apretó, gemí por su acción, era uno de mis puntos débiles. 

Tomé su mano y lo comencé a guiar hacia mi recámara.

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Llegué a la casa de Karla, le mandé un mensaje diciéndole que estaba afuera de su casa, estaba dentro del carro. Estaba emocionada y de alguna manera surgida si se podría decir así. Vi su puerta abrir, ella esta ahí con un baby doll de color rojo y una pequeña bata de color transparente, se veía increíblemente sexy a mi parecer. Bajé del auto sin apartar mi vista de su cuerpo, embelesada, caminé hacia ella viéndola directamente a los ojos. Llegué a ella, la tomé fuerte de la cintura, la pegué hacia mí y la besé con lujuria.

—Te ves jodidamente sexy—solté en el beso.

no dijo nada, posó sus manos al rededor de mi cuello y el besó se tornó necesitado, de esos que a la vez llevan furia, entramos a la casa sin despegarnos y cerré la puerta con mi pie de casi un portazo. Nos dirigimos al sillón entre besos y caricias.

—Te voy a hacer mía—dijo ella con una voz agitada una vez que se separó de mis labios.

Sonreí y la puse encima de mí, hice que su intimidad quedara encima de mi pierna y comencé a frotarla con mis manos en sus caderas empujándola de adelante hacia atrás.

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Iván se estaba restregando en mí, mientras yo tenía mis piernas al rededor de su cadera y estaba debajo de él...






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