▲CapítuloCinco

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La ciudad estaba tan sólo unos kilómetros de distancia, pero ya todos los habitantes estaban cansados e insistían en descansar, por lo que luego de someter a votación la decisión, terminaron todos sentados comiendo un poco de las provisiones que tenían.

Newt y Selena se alejaron un poco del círculo, dándole la espalda a los demás. Ella giró la cabeza y los miró unos segundos.

-El cansancio es una excusa, tienen miedo de llegar.

-Ya nos han decepcionado muchas veces, Lyra –Newt se golpeó la frente, por decimotercera vez en la última hora- Selena.

Ella lo pasó por alto, ya acostumbrada a que todos hicieran lo mismo, excepto Minho, él no se corregía. Selena tomó la mano de Newt, y comenzó a hacerle caricias sobre los dedos. Él la dejó hacerlo, le gustaba sentir su tacto.

-Tu piel es suave –Dijo ella de la nada, causando que los dos terminaran riendo, y finalmente, mirándose fijamente, mientras lanzaban la última risa. Newt no podía evitarlo, sus ojos siempre lo habían dejado hipnotizado, perdiéndose en su color, reflejándose sobre ellos. Suspiró.

De repente, Thomas se dejó caer junto a Selena, y Minho junto a Newt, causando que el muchacho bufe por la interrupción, era algo que Minho haría intencionalmente, y a lo que Thomas se prendería.

-¿Saben? Se veían tan tiernos desde allá, que sentimos la miertera necesidad de venir a arruinar el momento.

-Oh, que ternura –Ironizó Selena, mientras rodaba los ojos y se corría el pelo de la cara.

Los cuatro se quedaron tildados un momento observando la ciudad, en las que Newt aprovechaba para mirarla de reojo.

Todos los demás habitantes comenzaron a levantarse, y ellos al notarlo, los imitaron, y se prepararon para volver a correr. Esta vez, Selena fue con Thomas, con quien no había hablado desde que lo conocía. Por suerte, él sí podía seguirle el paso, por lo que ella aprovechó para ir más rápido que cuando corría junto a Newt. No tardaron en encabezar la marcha, sin aún dirigirse palabra, hasta que Thomas decidió romper el silencio. Tragó saliva.

-¿No has escuchado en CRUEL sobre los experimentos del laberinto? –Ella negó con la cabeza, y le explicó lo bien aislada que la habían mantenido- Probablemente tu hermana esté entre las muchachas del otro grupo –Selena se quedó callada, procesando lo que él había dicho.

-¿Crees que… ella esté viva?

-Creo que… hay una posibilidad ¿Qué edad tenía?

-Tres años más que yo, ahora tendrá veinte.

Thomas sopesó las opciones, pero la verdad es que no sabía que responder, sin dar falsas esperanzas, o sin hacer que las pierda. Miró a los demás habitantes, algunos de los adolescentes del Claro que habían muerto se veían más capacitados que los que habían llegado hasta allí, que por un descuido, o por la terquedad de los amigos de Gally se habían quedado, no habían llegado.

-Debe ser feo, sentir que no reconoces a todas las personas para las que significas algo, te hace querer preguntarte cuántas otras personas te extrañan, de las que tú ni recuerdas.

-Vaya, tú si que sabes animar a las personas –Dijo ella, bajando la mirada mientras corría. No era algo que Selena no se hubiera detenido a pensar, no es algo que no la había hecho sentirse peor cada minuto del día, que la había dejado despierta buena parte de la noche, pero oírlo en voz alta sonaba peor- Lamento no recordarte.

-Yo no te conocí –Explicó Thomas- Y lo siendo, no debí decirlo.

Selena le dio la razón por dentro, pero se limitó a quedarse callada.

-¿Tenías… amigos antes de todo esto? –Preguntó el pelinegro, mientras apuraba la marcha para no quedarse atrás, ahora sí se estaba cansando por la rapidez de su compañera.

Ella sonrió un poco.

-Eliza, la conocí cuando tenía tres años.

-¿Dónde está ella ahora?

Thomas deseó golpearse en ese momento por la estúpida pregunta que había hecho, al ver el rostro de la chica ensombrecerse y apretar los labios, intentando retener lo que él suponía sería una lágrima.

-Lo siento –Ella negó con la cabeza, y apuró más la marcha, casi dejándolo atrás.

El último tramo del recorrido estuvieron caminando, se protegían, y ahora cada vez menos habitantes estaban en parejas. Newt hacía permanecido junto a Selena, y muchos comprendieron que habría que tener más provisiones como para separarlo de ella.

Increíblemente, todos estaban sumidos bajo un silencio que les permitía recuperar las fuerzas que nadie tenía, y que todos necesitaban.

Selena al haber descansado mientras caminaba unos quince minutos, estaba muy inquieta, y deseosa de seguir corriendo, pero pronto comprendió que nadie re molestaría en seguir corriendo hasta que llegaran a la ciudad.

Minho aún estaba cansado, pero eso no impedía las ganas de hablar que tenía. Esos quince minutos caminando lo habían callado, pero se apresuró a colocarse junto a Newt para soltar todo lo que había guardado.

-…así que… Lyra, ¿Qué piensas encontrar allá? –Ella negó con la cabeza, que ya empezaba a dolerle por las interminables palabras del amigo de su compañero- Yo tampoco espero nada realmente, pero Newt siempre fue muy optimista sobre eso, ¿Verdad, Newt? –El rubio pensó que realmente se lo estaba preguntando, pero en cuanto abrió la boca, Minho cambió de tema rápidamente, atropellándose con sus propias palabras.

-¡Tommy, sálvanos! –Gritó Newt hacia el pelinegro que reía al verlos con el rostro de cansancio. Él había sido uno de los primeros en librarse de sus compañeros, y se había mantenido más callado de lo normal.

Al día siguiente, Newt se levantó, y cuando miró a su lado, el lugar dónde Lyra había dormido la noche anterior estaba vacío.

Alzó la cabeza y la observó, estaba mirando el cielo, con el rostro inmóvil.

Él imitó su acción con confusión y entendió su sorpresa. El cielo estaba cubierto de nubes, y no cualquier nubes, se largaría una tormenta.

-Que extraño –Murmuró. 

The girl who ran in the desert //Newt, TMRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora