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Los tres chicos terminaron las compras y se dirigieron a pie a la isla flotante de Vegetta, ya que el chocobo estaba exhausto.
El ambiente era tenso, muyyy tenso, eso hacía que se generara una mala ansiedad en Luzu.

Llegaron a la casa de Samuel, que rodo los ojos al ver su puerta destruida como siempre.
Pero bueno, ya se le hizo costumbre, la arreglaria más tarde, ahora Luzu y Doblas eran su prioridad.
— Adelante, saben que mi casa es su casa. — Habló el de medias moradas.

Todos pasaron, nadie se había dado cuenta de que eran seguidos por una persona, persona a quien no se le dificultó entrar en la construcción por aquella puerta explotada.

Para menos molestias decidieron subir por el elevador que el oji-morado tenia en casa.
Cuando llegaron a la entrada secundaria los primeros en entrar fueron Luzu y Rubius, que eran los invitados, finalmente paso Samuel, cerrándose automáticamente la puerta.
El pelirrojo acosador que los seguía entró con su chocobo por arriba del muro, irrumpiendo sin que nadie lo viera.

Todos entraron a la casa y se dirigieron a el comedor, cada uno en una silla.
— Bien, ¿Qué querían decirme? —
A

ntes de que Doblas o Luzu comenzaran a explicar, un ataque de tos llegó a Luzu, comenzó a expulsar pétalos y espinas, las espinas hacían que algunas partes de su boca y garganta fueran lastimadas internamente, no paraba de escupir sangre, manchando el piso de Vegetta, pues se había levantado para no ensuciar la mesa.

Dolía.....Y mucho.

Vegetta se levanto lo más rápido que pudo de su asiento, ahora se encontraba a lado de Luzu, dándole unos cuantos golpes leves en la espalda para que se aliviara.

Por una ventana, Lolito se encontraba tomando fotos al momento donde el castaño sacaba pétalos y todo lo demás por su boca, con suerte podía chantajearlo con aquello todo el año faltante, sabía que el castaño no quería ser llamado extraño, menos por Raúl.
Una vez obtuvo lo que quería decidió irse como llegó.

— ¡Luzu, compañero! — Exclamó preocupado.
— E-Estoy bien — Dijo débil, con lágrimas en los ojos y sangre en la ropa, fingió una sonrisa que terminó más en una mueca de dolor.
— Tío, tú no estás bien, cuéntale sobre tu enfermedad. — Dijo Rubén, metiéndose.

— Bien, pues tengo una enfermedad llamada Hanahaki... — Habló en voz baja Luzu, dirigiendose al pelinegro.
— No es nada de que preocuparse, seguro se quita en unos días, Luzu. — Dijo Vegetta.
— Ese es el problema, esto es mortal y estoy muriendo lentamente por amor. — Luzu estaba triste.
— Cuéntame más sobre la enfermedad, quizás pueda ayudarte — Vegetta se ofreció y Rubén le respondió, explicándole las posibles curas y causas.

Después de eso, el castaño volvió a hablar.
— Creo que regresaré a casa, necesito ver a mi mascota. — Dijo.
— ¿No deseas quedarte por hoy?, Está por anochecer. — Propuso el azabache, pero el de negro se negó.
— Tal vez te pueda llevar en chocobo, ¿Te parece? — Volvió a proponer, pero Borja se negó nuevamente.
— Vegetta, Rubius, gracias por todo, los veré mañana. — Se despidió y salió de la casa, tratando de no caer por las escaleras, ya que se encontraba muy mareado, tal como si estuviera borracho, no tenía ganas de usar ascensor, además, tal vez caminar ayude con sus pensamientos.
Cuando llegó a la parte de abajo, comenzó a toser, dejando un rastro de pétalos y pequeñas (Apenas visibles) gotas de sangre.

Llegó hasta la puerta destrozada, esperaba que De Luque la reparara al día siguiente.
Comenzó a caminar hasta su casa, tenía dos opciones en mente, desviarse del camino y poner fin a su vida en un árbol o seguir con su camino para ver a su mascota.

Tomó la decisión de desviarse del camino, revisó su inventario, tenía una soga, aunque no la usaría, pues su cobardía lo impedía.
Tiró a un lado del camino la soga para "eliminar" los malos pensamientos.

Pasó a un lado de un lago, le gustaba observar el cielo en aquél lugar, ya sea por el día o noche, le ayudaba cuando sus problemas lo atormentaban.
Se sentó en el pasto y observó el paisaje, pensando en lo que sucedía en su vida, al menos hasta que una voz lo sacó de sus pensamientos.

— Vaya, ¿Quién imaginaria que nuestro gran Luzu estaría en condiciones tan deplorables? — Aquella fría y aterradora voz hizo al castaño darse la vuelta, era el alcalde de Karmaland el que se encontraba en aquel lugar.
— ¿Y-Yo?, ¿De qué hablas, Lolito? — Dijo nervioso y con las manos sudorosas, ese tipo lograba meterle miedo sin problema alguno.

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En otra parte:

Mangel acababa de llegar al letrero de Karmaland, donde se encontraría con Lolito para hacer negocios y hablar de unas cosas aparte, pero lo único que encontró fue a Fargan y Willyrex besándose, era algo incómodo verlos, así que simplemente se dió la vuelta y espero a Lolito algo alejado de ahí.
Espero a su "niña" por cinco minutos y ya se estaba impacientando.

Sacó un cigarrillo y comenzó a fumar, si bien a Lolito no le gustaba aquél habitó, a Mangel poco le interesaba.

Lolito le mostró algo alejado las fotografías a Borja, que estaba más asustado que nunca.
— Oh no... — Dijo, alejándose un poco, estaba realmente asustado.
— Si no quieres que cuente tus secretos, deberás hacer tooodo lo que yo te diga, sencillo, ¿No? — Dijo, agachandose para quedar a la misma altura que Luzu, lo tomó por la barbilla. — Lo único que te pido por el momento es alejarte de mi Raúl... ¿Acaso vas a llorar? —
Luzu no iba a llorar, pero su único ojo visible ardía.
— Eres una mierda humana, Luzu. — Rió Lolito. — Supongo que tenemos un trato. — El pelirrojo se fue a cumplir su cita con Mangel.

El castaño permaneció unos minutos más ahí, pensando en que hacer, tenía poco tiempo.
Finalmente lo decidió, confesaría su amor a Auron el día siguiente, no importaba más, si iba a morir, lo haría tranquilamente, sabiendo que pudo amar.

El sol cayó y Luzu se levantó, se sacudió y fue a su casa a paso lento.
Al adentrarse a su hogar, decidió ir a verse al espejo para verificar el estado de su ojo, notó que estaba inflamado y rojo, tocó un poco su párpado, pero separó su mano al instante, eso ardía.
Tal vez pasaba al día siguiente, fue a su habitación ya limpia, donde expulso unos cuantos pétalos antes de dormir.

Necesitaría consejos amorosos, tal vez le pregunte a su ex el día siguiente, ella sabía como dar buenos consejos amorosos

¿Será correspondido?
Ni el lo sabía, pero valía la pena arriesgar todo por el hombre a quien llamaba su enemigo, el hombre que lo traicionó y el hombre al que amaba.

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Échenle ganas

Full of love (Luzplay) (Concluído)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora