El príncipe Jungkook se encontraba ensimismado en su habitación, leyendo la carta que le había llegado de la princesa Jennie.
Taehyung y él ya habían cumplido con las actividades de ese día, por lo que estaba disfrutando de su descanso en su habitación. Al leer lo que Jennie le escribía, por segunda vez, sus pensamientos pasaron de ella a su hermano, el príncipe Taehyung.
Ya se había cumplido una semana desde que el joven príncipe había llegado. Ese día, finalmente, estaba un poco más dispuesto, aunque aun algo torpe y lento, definitivamente se notaba con mejor semblante y mayor disposición.
Dobló la carta y se dispuso a salir de su habitación, cuando notó el silencio del palacio. Los guardias, tomando un descanso, no se encontraban en el pasillo. Tocó la puerta de Taehyung y se dio media vuelta para seguir caminando de regreso, aunque esta vez hacia las afueras del palacio, con el otro jovencito siguiéndolo de cerca.
-¿En serio no quieres aprender un poco? -Le preguntaba Taehyung, como todos los días previos-. Son clases gratis, ¿cómo puedes rechazarlo?
-Ya te lo he dicho, de verdad prefiero escucharte a ti -Respondió el pelinegro-. Me resulta relajante, y realmente dudo que se sienta de la misma forma si comienzo a tocar yo
El príncipe Taehyung se rió y empezó a tocar el instrumento. Desde su ataque de pánico, seguía viniendo cada noche, acompañado de Jungkook, a tocar el piano. Era su momento más esperado del día, además de que podía compartir íntimamente con su amigo, sin todo el peso de la diplomacia.
A pesar de haber tomado con calma su reciente descubrimiento, sus sentimientos intactos por Jungkook, esa misma noche, después de tener un lío en su mente, decidió que realmente él seguia sin poder hacer algo al respecto; su hermana prontamente iba a estar comprometida y luego casada con el príncipe Jungkook.
Desde que le había puesto nombre a lo que sentía por su amigo, hace unos años, tan pronto como lo hizo, dolorosamente supo que debía dejarlo de lado. Él simplemente decidió cargar con lo que sentia, sin involucrar a nadie, y así se debía mantener, por muy complicado que pudiera parecer en ocasiones. Sabia que de ninguna manera, nada entre ellos podía suceder. Así que Taehyung creó una especie de barrera, un escudo que, a pesar de que le dolía, como cuando recibia una mirada, o una sonrisa de su amigo, era su mejor opción, lo más sensato y correcto que podía hacer.
-¿Alguna vez saldremos del palacio? -Preguntó Taehyung, mientras iba terminando con la melodía-. Quisiera conocer Seúl
-Ahora que lo mencionas, sí -Respondió el pelinegro-. Mañana debo llevar un par de recados, así que finalmente podrás salir
-Hablando de recados, ¿te llegó también una carta de Jennie? -Comentó el jovencito.
-Sí, y, hablando de Jennie -Jungkook colocó las manos en sus orejas unos segundos antes de hablar, nervioso-. ¿Podrías hablarme de ella? Es decir, nosotros constantemente hablamos por cartas, pero no es lo mismo
-Bien, ¿qué quieres saber? -El jovencito dejó de mirar al contrario y comenzó a tocar suavemente otra vez.
-Cómo luce, cómo ha estado creciendo desde la última vez que nos vimos -El príncipe movía sus manos, nervioso-. Nos contamos muchas cosas, pero constantemente me llega esa sensación de que realmente no la conozco -Confesó el pelinegro al final.
-Jennie siempre ha sido y siempre será una hermosa princesa -Comenzó a decir Taehyung-. Es la chica más dulce que conozco; le gustan las largas conversaciones acompañadas de caminatas, le gusta ayudar en lo que pueda, siempre es amable con todos -Jungkook sonreía inconscientemente-. Su cabello se aclaró un poco, ahora está castaño, casi como el mio, pero sigue igual de largo y bueno, es muy guapa, eso ya lo sabes
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▪{m¥ kinG}▪
FanfictionJeon Jungkook es el príncipe de Corea del Sur. Su futuro, le guste o no, ya está planificado. Como lo dicta la línea de sucesión y por ser hijo único deberá convertirse en rey en algún momento y de igual forma también deberá comprometerse. ¿Seguirá...