《City》

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Como si se estuviera convirtiendo en un mal hábito, el príncipe Jungkook se encontraba contemplando el alba desde su balcón. El sol apenas estaba posándose tímidamente a lo lejos, pero todo lo demás seguía oscuro, tranquilo, sereno. Y él estaba ahí, de pie, con una sensación intranquila que no parecía querer abandonarlo.

Su respiración se tornó profunda, mientras cerraba los ojos y dejaba que el viento alborotara su cabello. Entonces, como una aparición que no lo dejaba y amenzaba con torturar su mente una vez más, la imagen de Taehyung apareció.

Su mandíbula se presionó, su nariz se dilató y sus ojos se cerraron con más fuerza. Y, lo más curioso y aterrador para el pelinegro, su corazón pareció cobrar fuerza e intensidad. No sabía cómo, porque a pesar de haber limitado su relación a una estrictamente de maestro y pupilo, Taehyung no salía de su cabeza.

Se sentía como un hipócrita cada vez que lo asaltaban esas imágenes y pensamientos, porque él mismo había dejado un punto clarísimo entre los dos: aquello no tenía sentido, no podía suceder. Sin embargo, ahí estaba él, contradiciéndose enormemente; mirando a escondidas a su amigo cada vez que tenía la oportunidad, sonriendo cuando sabia que estarían juntos, recobrando la compostura cuando sin querer rozaban sus manos, o alguna otra parte de sus cuerpos. Incluso se encontraba en ocasiones tocando sus labios con ansiedad, intentando recordar la sensación de tener los labios de Taehyung sobre los de él.

Para el pelinegro todo se estaba convirtiendo en un nuevo desastre, una locura por donde sea que mirase. Él, a pesar de actuar y mantenerse frío durante los días que siguieron después de su encuentro con Taehyung, de tragarse sus emociones, comportarse indiferente; lo cierto era que en la soledad, cuando nadie lo observaba, de tan solo pensar en su amigo su interior se removía con tanta intensidad, con tal descontrol, que se asustaba de si mismo.

A lo lejos pudo escuchar voces y escándalo, aunque leve, de manera que sacudió su cabello y regresó a la realidad, abandonando de momento aquel montón de pensamientos.

El desayuno había transcurrido sin incidentes, de manera que ambos jóvenes se encontraban, como casi cada mañana, caminando hacia los establos.

-Uh, hyung, ¿podemos ir un poco más lejos esta vez? -Preguntó el príncipe Taehyung con ilusión-. Realmente me gustaría ir más allá

-Pero si cada vez vamos un poco más lejos -Alegó Jungkook con ojos sonrientes-. De igual forma, no hay más nada al pasar el bosque, Taehyung

-Da igual -Taehyung alzó los hombros-. Me da igual, solo quiero explorar un poco más lejos. ¿Podemos o no? -Repitió en voz baja, observando al pelinegro

-Podemos, sí, pero en ese caso tenemos que ir con nuestros guardias detrás -Explicó Jungkook-. Si vamos a ir un poco más lejos ellos deben acompañarnos

-¿Por qué? -Taehyung frunció el ceño-. ¿Podríamos correr peligro?

-Me temo que sí -Respondió con una respiración profunda-. Nunca se sabe por donde pueden atacar los enemigos, Taehyung, así que es mejor estar seguros en todo momento, así estemos en el palacio

El aludido asintió comprensivo, recordando el historial político y social que enfrentaba la familia Jeon desde tiempos pasados y se preparó para montarse en el caballo, en silencio. El pelinegro lo imitó y, con paso lento primero, fueron emprendiendo la marcha con sus respectivos guardias personales detrás.

-Príncipe Jungkook, ¿ha atravesado antes el bosque? -Preguntó Taehyung, mientras aguardaban en una colina, observando el terreno debajo de ellos.

-Hace un par de años, sí, lo hice -Respondió, con la mirada perdida, recordando-. Y fui castigado severamente por ello

Taehyung lo observó, intrigado, mientras imaginaba distintas formas de castigo por los que pudo pasar su amigo.

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⏰ Última actualización: Jun 12, 2020 ⏰

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