Correspondencia.

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Desde el tiempo de mi infancia, no he sido como otros eran,

no he visto como otros veían,

no puedo sacar mis pasiones desde una común primavera.

De la misma fuente no he tomado mi pena;

no podía despertar mi corazón al júbilo con el mismo tono;

y todo lo que amé, lo amé solo.


Solo - Edgar Allan Poe


Como cada mañana, Victor partió con alegría hacia su usual rutina laboral, amaba su trabajo, probablemente para los demás no era precisamente lo más apegado al éxito, era un oficio sencillo donde apenas ganaba lo suficiente para vivir. Pero su entusiasmo le daba algunas ventajas, ya que siempre se esforzaba al máximo en todo lo que hacía, sus superiores recompensaban esa admiración que tenían a su brillante juventud, y le permitían llevar trabajo a casa cuando él no podía terminar a tiempo o tenía algún contratiempo. A veces Victor tomaba más deberes de lo usual, su gran amor por lo que hacía llegaba al punto de ponerlo exhausto, sin embargo siempre terminaba el día con gran felicidad.

Su vida se componía de factores sencillos, vivía solo desde que se graduó y comenzó a rentar un pequeño cuarto con apenas lo básico, en compañía de su mejor amigo, Wick. El pequeño cachorro que parecía no envejecer, era el fiel compañero que Victor necesitaba, el tiempo que no estaba trabajando, le gustaba estar en casa jugando con su pequeño amigo. También salía a dar largos paseos donde solo eran ambos sin nadie alrededor que mostrara interés en acercarse a un chico tan retraído como él. Pero estaba un poco acostumbrado, no tenía las mejores habilidades sociales, y desde joven fue una persona solitaria. Sin embargo, disfrutaba de la gama de emociones que la gente mostraba cuando leía las cartas que él entregaba, se sentía, de alguna manera, parte de aquellas emociones tan honestas y espontáneas. Estaba enamorado y hasta un poco obsesionado con la idea de las personas comunicándose a la distancia, con esos gestos sinceros que brotaban al instante por no poder contener sus emociones. Para él las palabras que se transmitían por escrito eran mucho más valiosas que aquellas que se daban frente a frente, porque ¿cómo saber si la presencia del otro no interfería en la honestidad que necesitaba ser expresada? Las expresiones, aquellas que amaba ver por cada matiz diferente, se volvían una careta falsa y conveniente cuando se daban de frente; o al menos eso pensaba él. Tal vez por eso Victor optó por apartarse de las personas, era un chico amable pero reservado, limitaba sus relaciones para evitar confrontar la hipocresía que otros tuvieran con él porque no sabía si estaba preparado para eso.

Se alistó apenas llegar a la oficina, esa semana su ruta había cambiado y le llevaría menos tiempo que la anterior. Estaba emocionado pero no por ahorrar tiempo e ir a casa un poco antes, sino por conocer a las nuevas personas a través de sus reacciones. Sabía que, de decirle a alguien su extraño pasatiempo, podría incluso perder su trabajo por lo desagradable que parecía. Pero no era nada referente a la perversión, él simplemente disfrutaba ser parte de algo tan maravilloso como la honestidad del ser humano al leer lo que otros escribían para ellos.

-Son bastantes -revisó un montón con al menos quince cartas que apuntaban a la misma dirección, algunas con uno o dos meses de antigüedad. Miró a su compañero quien antes se encargaba de repartir en aquella zona.

-Olvídalo, es una pérdida de tiempo. Deberías tirarlas directamente

Victor se sintió ofendido, ¿por qué desechar los sentimientos que alguien más quería transmitir a una persona? Desconocía las circunstancias y decidió no preguntar, prefería averiguar por sí mismo qué clase de situación había terminado con ese montón de sentimientos acumulados en sus manos.

Us [Joseph x Victor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora