Encuentro

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El calor de esa mañana le hizo sentir exhausto cuando recién comenzaba el día, pero aquello no fue impedimento para acelerar el movimiento de sus piernas y pedalear con más rapidez. Se dispuso entregar aquel sobre antes que todo el montón que venía en su maleta por cuestión de trabajo. Una vez más, estaba priorizando sus asuntos personales y se sintió un poco culpable, pero no lo suficiente como para desistir de ello.

Su respiración no se regularizó cuando paró frente a la gran mansión, por el contrario, su pecho parecía querer explotar por el nerviosismo que sentía. Esas nuevas e incómodas sensaciones le hacían entrar en conflicto constante y preguntarse si era realmente bueno hacer todo eso, pero aún con aquellas dudas, se sentía bien. ¿Cómo era posible eso? No lo entendía aún, y como Luca le aconsejó, simplemente se dejó llevar.

Bajó y con cuidado aparcó su bicicleta cerca de la entrada de la gran casa. De su maleta sacó ese sobre familiar que había preparado la noche anterior con demasiado esmero, y con las manos temblando, acortó la poca distancia que quedaba entre él y el buzón. El chico llevaba en su mano también un conjunto de cartas para aquel hombre, había echado un curioso vistazo a los nombres de quien las enviaba, pero seguía sin entender el contexto, o siquiera por qué había hecho algo tan descortés.

-Solo debo entregarla

Sus labios soltaron las palabras en un susurro, y con mucha inseguridad tocó el timbre del lugar. Se percató de su acción espontánea y con una serie de gestos trató de entender por qué lo hizo, cuando simplemente pudo depositar las cartas y haberse ido del lugar. Pero de ser el caso, ¿estaba seguro de que la recibiría a tiempo? ¿Y si, como aquellas otras, terminaba también abandonada o en la basura? Se anticipó a lo negativo y por ello, sin pensarlo demasiado, había tocado el timbre del lugar. Pero como de costumbre, el dueño de la mansión no dio respuesta y eso lo dejó de pie por al menos tres minutos.

Su cabeza daba vueltas por toda la confusión, el calor tampoco ayudaba mucho a aclarar su mente y tomar una decisión. Esperaba verlo, observar su reacción y atesorar los nuevos sentimientos que surgieran de aquello. Era inevitable generar expectativas cada vez que pensaba en él y eso le avergonzaba.

-Sr. Grantz

Su cuerpo se estremeció y giró en dirección a la voz que le había llamado. Su acelerado corazón le hacía tomar pequeñas inhalaciones en busca de tranquilidad, pero la mirada del joven recién llegado, hacía complicado el proceso.

-Buenos días

Joseph observó su muñeca para mirar la hora, eran apenas las nueve de la mañana.

-Buenos días

La curvatura en sus labios era pequeña, pero sin ser consciente, sonreía por ver al chico nervioso parado frente a su casa. Estaba seguro de lo que hacía ahí, casi podía adivinar, debido a su experiencia, la clase de sentimientos que Victor estaba comenzando a desarrollar. Era un chico fácil de leer, inexperto y bastante errático en sus acciones.

-Ah, esto es para... usted -extendió el montón de cartas y Joseph se acercó lo suficiente para agarrarlas.

-Ah... -con desgano las tomó y comenzó a revisar una por una- parece que te es imposible hacerme ese favor

Su reproche era débil y hasta divertido, aunque para Victor fue una frase que lo hizo sentir inseguro.

-Lo siento

-¿Puedo saber por qué insistes en que las tenga? -su mirada buscó con insistencia que el chico rubio lo viera.

-Es mi trabajo -no dudó al responder.

Us [Joseph x Victor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora