Convincente

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Después de que la tormenta dejara solo una llovizna de rastro, Joseph decidió llevar a Victor a casa cerca de las 8 de la noche. Se sorprendió que el tiempo pasara con rapidez a su lado hablando de cosas sin relevancia, y también el compartir más allá de un saludo con el chico, le dio la oportunidad de conocer un poco su lenguaje corporal. Lo notaba asustado y nervioso al inicio luego de aquel intercambio de afecto, pero eventualmente su cuerpo comenzó a relajarse y mostró esa tierna elegancia mientras charlaban. Era un tipo educado y para ser alguien que hablaba poco, sus frases compuestas de cuidadosas pero simples palabras le hacían sonar elocuente en aquellos temas banales. Y es que desde que lo conoció y leyó sus cartas sintió esa formalidad de su parte, aquella cuidadosa pero segura manera de expresarse, pero tener la oportunidad de apreciar ese comportamiento más allá de lo escrito, le alegraba.

En el auto las cosas fueron un poco incómodas de nuevo, Victor miraba por la ventana con evidente nerviosismo, como si los recuerdos volvieran y le hicieran imposible moverse y comportarse con la naturalidad que adquirió al tomar el té un par de horas atrás. Joseph por su parte mantenía la vista fija en el camino, su cabeza estaba llena de pensamientos más complicados que los de su acompañante. Sentía culpa, arrepentimiento, confusión y también alegría, se preguntaba si estaba bien estar así de feliz, si lo merecía y cuánto duraría aquello; y sin quererlo, el trayecto fue completamente silencioso. Cada uno tenía una lucha interna en su cabeza, sus emociones estaban dispersas encontrando un punto medio para poder sobrellevar aquella experiencia.

-Muchas gracias y lamento las molestias

-Descuida, pero por favor no vuelvas a hacer algo tan imprudente -sonrió el mayor-, no me gustaría que enfermaras

-De acuerdo

Victor abrió la puerta y antes de bajar, sintió una sutil caricia en su brazo que lo hizo detenerse.

-Puedes llamarme cuando quieras

Por impulso, Joseph tomó una de sus tarjetas de presentación y la extendió hasta el chico. A pesar de que mantenía los asuntos personales al margen de cualquiera, ahora ni siquiera pensó en por qué o si era conveniente darle más de su información personal, simplemente lo hizo.

-Gracias

La sonrisa honesta de Victor hizo sentir seguro a Joseph, al menos por ahora no se arrepentía de haberle otorgado un medio para estar más cerca. Incluso si le había prometido una respuesta por correspondencia, quería que hubiese más de una forma en que ambos se mantuvieran en contacto.

El joven de cabello rubio bajó del auto y caminó sin mirar atrás hasta la entrada de su casa, sosteniendo la bolsa de plástico que llevaba su ropa húmeda dentro, y con la otra mano aprisionando esa valiosa tarjeta en su pecho. No pudo notar cómo Joseph cuidó que entrara a casa o el momento en que el auto se fue. Abrió la puerta y lo primero que hizo fue tirarse sobre la cama a descansar su cuerpo. Cerró los ojos con fuerza y recordó una y otra vez la sensación y el olor de aquel momento. Era algo increíble, incluso llevaba puesta la ropa de Joseph y sentía que su aroma lo envolvía por completo, aunque eso era probablemente producto de los anhelos de su cabeza. Estaba confundido, e increíblemente no se sentía satisfecho. Era tonto y algo inexplicable, había sido su decisión parar aquel contacto, y aunque anhelaba demasiado tener cualquier tipo de primera experiencia con Joseph, sentía un miedo inmenso y ni siquiera entendía por qué. Tampoco sabía, a partir de ahora, cómo describir la relación de ambos. Era obvio que no eran amigos, pero tampoco era su amante, ni siquiera había expresado aún lo mucho que le gustaba o si Joseph gustaba de él; todo parecía haber hecho las cosas más complicadas.

Para los días siguientes Victor estaba inmerso en un montón de dudas que no tenía la confianza de expresar con Luca como usualmente lo hacía. Estaba avergonzado, no podía detallar aquel encuentro sin sentirse estúpido por no saber qué venía después, y seguramente su amigo le diría que lo consultara con la persona responsable de ello. Pero no tenía el valor de llamar a Joseph, había guardado esa tarjeta con mucho cuidado pero seguía esperando que alguna carta llegara para saber cuáles eran los pensamientos de este. Y para su suerte dos semanas después de su encuentro, por fin recibió aquella respuesta.

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⏰ Última actualización: Jan 05, 2022 ⏰

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