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El tiempo que pasó nunca volverá, tenía ansias de verte pero mi mano invisible frente a ti nunca te alcanzó, desde mi corazón lloré permitiéndome seguir insistiendo en la magia brillante y clara que me ofrecía aquel bosque encantado, ramas de árboles frondosos me protegían de bestias de grandes dientes y alas fantasmagóricas.

Al cerrar mis párpados siento una dura y abrasadora corriente de aire, al abrirlos, un desierto aparece frente a mí, la sed me lleva más allá, este infierno que se antojó quema mi piel de porcelana.

Ha llegado mi hora envuelta en las llamas, pero antes sonrío, sabiendo que has recorrido el mismo sendero a través del bosque y que estas mismas llamas te han consumido.






Ha llegado mi hora envuelta en las llamas, pero antes sonrío, sabiendo que has recorrido el mismo sendero a través del bosque y que estas mismas llamas te han consumido

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Monstruos a la LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora