Prólogo

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Era una bonita tarde en la ciudad del amor. Nuestro rubio se encontraba en el parque consolando a su mejor amigo el cual fué regañado por su novia.

-Ya nino, pareces chiquito chillando por un dulce. -dio un suspiro para calmar su paciencia- solo hiciste lo correcto al decirle la verdad.

El nombrado se limpió la nariz y miro a su amigo como si fuese un perrito regañado por su propio dueño.

-¿E-estás seguro? -lo miró con duda- pero si le dije que ése vestido le hacía quedar un poquito gordita..

-Tú sólo le dijiste la verdad, ¿Éso quería oír de ti cierto? Que le dijeras la verdad

Nino se quedó pensativo por un rato y asintió con una sonrisa temerosa.

Él tenía toda la razón, alya le dijo perfectamente que sea sincero con ella y que le dijera la verdad. Sin que le ocultara ninguna mentira.

-Bueno, hermano, tengo que ir a ver a mi hermosísima novia. Llevo días sin verla -sonrío el rubio mientras se levantaba de su asiento-

Nino lo miró molesto mientras se cruzaba de brazos.

-¡Pero si hace media hora vienes de ver a marinette! Además, necesito ayuda viejo. Quiero que alya me vea de otra forma, y no cómo un extraño desconocido para ella.

-Si tanto insistes. Primero tienes que dejar tus calzones de las tortugas ninjas y ser más maduro a partir de ahoro -sonríe burlonamente por lo que dijo-

-¡Son bóxers! Y no te metas con mi infancia.. -esté lo miró amenzante-

El rubio dió un suspiro mientras intentaba calmarse, volvió a sentarse y le dió leves palmaditas en la espalda a su mejor amigo.

-Está bien.. eso lo dejaremos para después. Ahora, lo segundo es que tienes que ir muy recto.

Se acercó a él y le empezó a contar en como debería comportarse a lado de la morena de anteojos.

Pobre iluso que era nuestro negrito, no sabe lo que se espera.

Continuará...

¡Nos vemos a la próxima! 💕

El Consejero ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora